Arquitectura para el arte

El viernes pasado almorcé en la galería de arte más cool de Santiago de Chile. Patricia Ready, su propietaria, ama la pintura y el conjunto de las artes plásticas que expone en su deslumbrante espacio de la avenida Vitacura. Y ha sido precisamente esa devoción sin cortapisa por la expresión sensual la que le ha aconsejado confiar el nuevo edificio a unos arquitectos jóvenes (Luis Izquierdo, Antonia Lehmann, Mauricio Léniz y Mirene Elton) que se han embarcado en un proyecto ilusionante, rupturista, innovador, elegante y decididamente social.

Porque la galería Patricia Ready regala al paseante un escenario arquitectónico único entre las reconocidas galerías de este mundo, todo en una plancha de hormigón en tres planos y abierta a la calle  Sigue leyendo

Hambre y sed de arte

Qué puede esperarse de un hombre capaz de quedarse dos semanas mirando el cuadro de Rembrandt La novia judía (1667) con sólo un pedazo de pan para comer.

La novia judía, Rembrandt

Ejerce algo de fascinación en mí este óleo expuesto en el Rijksmuseum de Amsterdam, es cierto. Lo vi hace más de 15 años en un viaje de solaz a la capital holandesa, tras una semana de navegación en schooner por el Zuiderzee. Un hombre y una mujer vestidos con ropajes galantes del Antiguo Testamento centran la atención en un espacio oscuro. Él acomoda un brazo sobre el hombro de la mujer y toca con la otra mano su pecho. Ella roza delicadamente con la yema de sus dedos la mano del hombre. Ambos miran erráticos hacia dos esquinas opuestas absortos en sus pensamientos. ¿Es el padre de la novia, como creyó el coleccionista de arte Van der Hoop, en actitud de colgarle una cadena con ocasión de su boda? ¿Acaso una pareja de enamorados pese a la diferencia de edad entre ambos? Nada se sabe de este lienzo. Rembrandt se llevó la respuesta a la tumba.

Creo que todos deberíamos que admirar sus próximas adquisiciones de muebles y pinturas en el Convento de San Benito. Como aquel hombre arrobado por la belleza de La novia judía, de quien sólo podía esperarse una locura: Vincent van Gogh.

Fernando Gallardo