Bob Dylan lo advirtió: los tiempos están cambiando. Y pese al medio siglo transcurrido desde entonces mucha gente aún no parece darse por enterada. Lo observo en la calle, en las redes sociales, en los foros políticos, económicos y culturales. El siglo XXI cumple ya su séptima parte, o casi, y muchos siguen encallados en la realidad de la vieja sociedad analógica que retrocede, a veces muy sutilmente, ante la nueva sociedad digital.
Los defensores del papel, los reacios a reunirse en videoconferencia, los escépticos del bitcoin, aquellos a los que les cuesta mantener una conversación en Whatsapp, los antimaquinistas o renuentes a la robótica, los incrédulos frente a los drones, los adalides del derecho a la privacidad, los paladines de la economía social de los bienes escasos, los hippies amurallados frente a la transgenia, los epígonos de la igualdad, los simples espectadores del Big Data, los nacionalistas trasnochados, los antiglobales, los antisistema, los conservadores, los enterradores… Todos parecen no enterarse de nada de lo que está pasando. Salvo que un avatar los abduzca y los contagie de modernidad.
Me he levantado hoy con la lectura de una bloguera, María Phillips-Sandy, en las páginas de opinión del New York Times. Su sensibilidad y enfoque me han animado a publicar un Sigue leyendo →