Hace miles de años, una ardilla podía atravesar la península Ibérica sin tocar suelo. Iberia era una fronda espesa que exigió a este simpático animal a tocar suelo porque la agricultura requería la tala de una buena parte del bosque original. Hoy ocurre lo mismo con la cuenca del Amazonas, como denuncia la organización ecologista Mighty en su investigación vía satélite de 28 plantaciones de soja en un territorio equivalente a la décima parte de Madrid en la raya fronteriza entre Brasil y Bolivia.
La pérdida de cobertura forestal es una tendencia creciente e imparable en nuestro planeta, cuya población se duplicará hasta los 15.000 millones de habitantes en las próximas tres décadas. Solo en los 25 últimos años, los bosques del mundo han sufrido Sigue leyendo