Mejor un consorcio turístico que un ministerio

He aquí la tercera cuestión que se abordó en la entrevista que el Conde Nast Traveler en español publicó hace unas semanas con motivo de la campaña #ministeriodeturimoya en las redes sociales. Una campaña que, a la vista de las elecciones generales en España (20 de noviembre), adquiere una especial relevancia y es de rabiosa actualidad.

Lo que cuesta crear un ministerio

Pregunta 3:
Un ministerio es sinónimo de burocracia, pero ésta quizás sea necesaria para coordinar a las diferentes Comunidades Autónomas…, ¿o no? ¿Qué alternativa propones a la creación de este ministerio?

Respuesta:
La pregunta, de entrada, está bien hecha. Un ministerio, por definición, supone más burocracia. Ahora bien, la burocracia siempre es justificable si incrementa la eficiencia de lo administrado. En el caso que nos ocupa, un ministerio de Turismo ayudaría a coordinar las políticas de las diferentes Comunidades Autónomas, sin duda. Para ello se requerirían varias condiciones. La primera, que todas las Comunidades Autónomas fueran gobernadas por el mismo partido o por otros con idearios políticos semejantes. La alternancia de la que presumimos en democracia se resume en la generalidad de países en dos ideas básicas: más Estado o menos Estado. Bastaría con que los electores de una sola Comunidad Autónoma eligieran una opción política diferente para que se rompiera el consenso en uno u otro sentido. Las políticas turísticas de un partido con voluntad de más Estado jamás serían las mismas que las de otro partido con voluntad de menos Estado. Si bien Sigue leyendo

El ministerio de los empresarios turísticos

He aquí la segunda cuestión que se abordó en la entrevista que el Conde Nast Traveler en español publicó con motivo de la campaña #ministeriodeturimoya en las redes sociales. Una campaña que, a la vista de la proximidad de las elecciones generales en España (20 de noviembre), adquiere una especial relevancia y es de rabiosa actualidad.

Lo que cuesta crear un ministerio

Pregunta 2:
En estos tiempos en los que la palabra «crisis» es una realidad constante, ¿causaría más gasto que beneficio la creación de un Ministerio de Turismo?

Respuesta:
Por supuesto, un ministerio propio requiere una estructura burocrática necesariamente costosa. Algunos piensan que bastaría con la reconversión el organismo Turespaña en una institución gubernamental y la traslación a ella de las actuales competencias del organismo público. Para ese viaje no se necesitan tales alforjas, digo yo.

En cualquier caso, esto no constituye un argumento de peso, pues el gasto burocrático nunca sería tan superior al que hoy existe en la Administración pública con competencias en turismo. A mi entender, la pregunta que habría que hacerse no es con cuánto dotar a un hipotético nuevo ministerio, sino qué competencias asumiría. De entrada, muy pocas, ya que el total de competencias turísticas están transferidas a las Comunidades Autónomas. Y al Estado central solo se le reconocen atribuciones en la promoción exterior de España, que es como no decir nada, puesto que España como marca total no es un producto turístico. Al final, lo que hacen las campañas de promoción lideradas por Turespaña es fijar una imagen-país, lo cual es peor, ya que Sigue leyendo

La CEHAT quiere otra clasificación hotelera

Por fin el sector hotelero empieza a darse cuenta de la inutilidad del actual sistema de clasificación obligatorio por estrellas y aboga por un modelo un poco más laxo, de libre adscripción, al menos para las Comunidades Autónomas. La propuesta de la CEHAT (Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos) consiste en parametrizar las instalaciones y servicios de los hoteles mediante un sistema de puntos «que las comunidades podrán decidir acatar o no», según explica su secretario general Ramón Estalella. Un sistema de puntuación similar -supongo- al que este servidor mantiene en su crítica semanal en EL PAÍS desde hace 23 años…

Ya era hora de que nos diéramos cuenta de ello. De que el sistema de clasificación actual está obsoleto y atenta contra la libertad de empresa al ser de carácter obligatorio. Y de que su existencia no es responsabilidad exclusiva de la Administración, sino de un sector hotelero conformista y temeroso de competir a cara descubierta en los mercados internacionales. Lo hemos subrayado varias veces: la hotelería ha mantenido las estrellas porque le resultaba un sistema barato de promoción exterior sufragado por los intermediarios de viajes y sufragado por la Administración pública.

Felicitamos a la CEHAT por oxigenar esta prisión de la libre emprendeduría, aunque sus responsables continúan sin ver el horizonte demasiado claro. La iniciativa no se toma por convencimiento liberal, sino por la supuesta anarquía que representa un Estado, y por tanto un sistema de clasificación obligatorio, fraccionado en 17 subsistemas correspondientes a cada autonomía. Siguen sin comprender que, en puridad, deberían existir tantos sistemas como establecimientos turísticos. No podemos abogar por la diferenciación como cualidad competitiva y, a la vez, amordazar la libertad creativa e innovadora con unos parámetros que obligan a todos por igual.

¿Por igual? No, aún peor. Ramón Estalella señala que mediante este nuevo sistema de valoración por puntos «puedes llegar a tener un hotel de 5 estrellas sin restaurante si ofreces otros servicios de calidad, como una amplia oferta de periódicos, wifi en todas las instalaciones, etc.»

Y yo me pregunto: ¿cómo puedes tener un hotel de 5 estrellas con un suspenso en arquitectura, que es lo que merece la mayoría de los establecimientos pentaestrellados en España?

Fernando Gallardo |