El rock-star del jamón ibérico

Un gran reportaje a toda página le dedicó hace poco el New York Times a la figura de Florencio Sanchidrián, a quien considera el embajador español del jamón. Un pata negra de la gastronomía española que se promociona solo en el mercado estadounidense, pues aquí es donde Steve Jobs demostró que el buen paño en arca se vende. Esto es, que el buen producto no necesita promoción. Son los consumidores sus mejores embajadores cuando alcanzan, como en el caso de Apple, la categoría de fans y no de simples clientes.

Junto al artículo, el periódico de referencia neoyorquino -que viene de reestructurar su web para hacerla más vistosa para la publicidad y la imagen en movimiento- publicó un video referido exclusivamente a la figura del cortador de jamón, que antes fue novillero hasta que una cogida lo llevó de unas tablas a otras, de la plaza redonda a la cuadrada en Sigue leyendo

Adiós al room service

Butler servant room service food phone on trayEn días pasados se generó un intercambio de ideas en las redes sociales sobre la tendencia creciente por parte de muchos hoteles a eliminar el servicio de habitaciones. O reducirlo al mínimo… A nadie le debería extrañar una iniciativa así cuando este lujo apenas lo utilizan ya unos cuantos viajeros de negocios y huéspedes afectados por jet lag en establecimientos próximos a algún aeropuerto. Otros servicios han ido desapareciendo a lo largo de la historia. O quedando reservados únicamente para hoteles de superlujo, como el de mayordomía o el de mesa con guante blanco.

¿Por qué no iba a desaparecer de la habitación un servicio consistente en el despacho de una bandeja con un sándwich y un refresco? Es caro, y nadie lo paga según lo vale. En Nueva York ya se empiezan a ver vitrinas de autoservicio en los vestíbulos, como la que propuso hace unos años, con carácter pionero, el hotel Camper, de Barcelona. Lo último, a la par que la moda de los restaurantes pop-ups y los food trucks (camionetas que elaboran cocina y sirven platos en Sigue leyendo

La línea de la vida

HighLine2Algunos países tienden a fomentar que los ciudadanos se deban al servicio del Estado. Da igual que su titulación les acredite como funcionarios al frente de los servicios públicos o emprendan un negocio para el cual les quepa exigir subvenciones a fondo perdido o préstamos en condiciones favorables. Ambos cumplen las reglas de oro del Estado próvido y aceptan que de su poder ejecutivo dimane la política económica en aras de un anhelado bienestar colectivo e igualitario. Las instituciones públicas se convierten así en la primera empresa del país, y nadie moverá ficha a la espera de sus grandes decisiones políticas y monopolísticas.

Coincidentemente, estos países arrastran hoy una depresión económica y psicológica que se eterniza porque la mayoría de su población está esperando que los responsables del Sigue leyendo