Si en el artículo anterior debatíamos acerca de la idoneidad de aceptar niños en un hotel, ahora quiero plantear lo mismo a nuestros foristas más intelectuales sobre el mundo de las dos ruedas. Y para eso se hace necesaria una pregunta equivalente: ¿prohibirías que alguien se subiera la bicicleta a la habitación?
Es innegable que la afición ciclista ha aumentado sobremanera en los últimos años en las ciudades denominadas slow y en la montaña. Amsterdam es un auténtico parque temático di bicicletas y Copenhague, con una temperatura no precisamente mediterránea, ya tiene a la bicicleta como el principal medio de transporte de sus ciudadanos. Nada menos que el 55% de los desplazamientos urbanos se hacen allí en dos ruedas. Cuando circulé por sus calles, hace dos años, recordé cómo era esta ciudad nórdica cuando la visité por primera vez, 30 años atrás, invadida totalmente por automóviles contaminantes y atascos importantes en todas partes.
La bicicleta hoy se ha afianzado en el ideario colectivo como un instrumento de las sociedades avanzadas. Es, más que un medio de locomoción, el icono de una nueva filosofía de vida, una bandera de libertad y de higiene personal. El estadio de desarrollo de una ciudad ya no se mide por el número de automóviles o de televisores per cápita, sino por los kilómetros de carriles bici. Ya no se valora tanto el tendido de fibra óptica como la proliferación de estacionamientos o estaciones de alquiler para bicicletas. Así, podemos afirmar sin equivocarnos que Sevilla y Barcelona son ciudades más evolucionadas que Madrid.
Pero el velocípedo no es solo una expresión de orden urbano y medio ambiente incontaminado, sino también la de gente sana y despierta que vela por la calidad de vida en primera instancia. Justo los valores que pregona la industria turística, y que no siempre asume. La crisis actual representa una magnífica oportunidad para aquellos que innovan y buscan la diversificación de sus productos. Muchos se afanan en pensar qué ofrecer, cómo ser distintos. Pero muchos hoteleros más nos confiesan lo difícil que es hoy en día inventar algo que atraiga al viajero… Y por ahí no debemos pasar. ¡Ah, no!
¿Cómo que es difícil ser diferente? Si nos referimos a la civilización de la bicicleta y la tendencia creciente a su uso en las sociedades avanzadas (las sociedades del futuro), ¿me puede alguien responder cuántos cientos de hoteles en España se han especializado en el turismo de bicicleta? Indagamos en la base de datos y solo nos salen unos cuantos… Para ser más precisos, uno solo en Mallorca: el hotel Barceló Pueblo Park. Y no es un establecimiento volcado al cicloturismo, sino que lo toca tangencialmente o en su dimensión profesional. Su oferta turística incluye el alquiler de la bicicleta, un almacén bodega, taller, zona de lavado, compresores y bombas de aire, botellas de agua potable para la marcha, bufé para deportistas, candados y mapas de rutas ciclistas por la isla. Pero llama la atención su aviso de que no está permitido guardar las bicis en las habitaciones.
Sin embargo, Italia mima al cicloturista por sobre el ciclismo de equipos profesionales a los que parece primar el hotel mallorquín. Sí, la misma Italia de Fausto Coppi presenta una web exclusiva a los hoteles para bicicletas: Italy Bike Hotels. En ella aparecen detalladas por regiones las grandes rutas ciclistas junto a los hoteles con instalaciones especializadas para el turismo de dos ruedas. Uno de ellos, junto al lago de Garda, acepta bicis en sus habitaciones además de un sin fin de instalaciones para los aficionados. Y si a alguno no le va el paso de la Marmolada con nieve tiene la oportunidad de pasarlo con sol a bordo de la Wii que el hotel pone a su disposición en el dormitorio. El Mirage es lo que se dice un hotel Biker Friendly. Ideal para hacerse amigos a través de Facebook y compartir gratuitamente un guía con el que conocer los alrededores del lago y las montañas del Trentino. No faltan, por supuesto, juegos de exploraciones con GPS ni ginkanas cicloturísticas desde el propio hotel.
Semanas atrás proponíamos como un modelo de diferenciación el aprovechamiento de las condiciones geográficas y ambientales para establecer lo que en el caso de los hoteles del Camino de Santiago acuñábamos como la Liturgia de la Pantufla. ¿Por qué no seguir esta huella y atraer a los miles de cicloturistas que hay en la actualidad –y a los millones que habrá en el mundo cuando las capitales motorizadas de hoy se transformen en urbes civilizadas– mediante lo que pudiéramos definir como la Liturgia del Pedaleo? Hoteles especializados en una clientela bikerfriendly que accediera fácilmente a pedales hasta su habitación. Hoteles con alma de dos ruedas, ecológicos, sensibles a la cadencia del pedaleo, pertrechados de instalaciones y servicios para estos artefactos y sus… amos.
Porque, al igual que las ciudades del futuro, estas ideas que proponemos convertirán a los hoteles críticos de hoy en los negocios civilizados de mañana.
Fernando Gallardo |
Buena reflexión y buen ejemplo de cómo especializarse y, por tanto, diferenciarse. Lo que más me interesa es el potencial proyecto arquitectónico que saldría de un hotel pensado desde el principio para los ciclistas, donde las circulaciones son diferentes, las dimensiones de pasillos y habitaciones aumentan, los materiales convencionales no sirven y otros, en principio ajenos a un hotel, pasan a ser protagonistas… Lo que veo complicado es el adaptar un edificio diseñado con los parámetros del peatón, más allá de las actuaciones que has comentado. Hasta que aparezca un promotor innovador y que haga caso a un arquitecto creativo, la bicicleta tendrá que descansar en el cuarto de bicicletas para no estropear la tarima de roble del hotel de turno.
Si a alguien le ha gustado muchísimo este post es a mi, pues sabeis que soy un loco de la bici desde que a los 14 años le compré la primera a Bahamontes en su tienda de Toledo. Hoy hago regularmente más de 6.000 km al año sobre dos ruedas y tengo en mente un proyecto único en el mundo basado en este modo de vivir que, como dice Fernando, aumenta a velocidad exponencial en nuestras sociedades. Mi proyecto lleva hotel incluido y, por supuesto, especializado en recibir ciclistas con una lista de servicios que sobrepasa lo que ya existe en Mallorca e Italia, y que es un taller constante de innovacion. Estoy a la búsqueda de inversores serios que crean en ello. ¿Hay alguien por ahi?
Contesto a Ivan diciendo que ya aparecen arquitectos de interiores y exteriores que piensan en estas soluciones. Son pocos y vienen de Asia, donde se fabrica hoy el 80% de las bicicletas del mundo. Un ejemplo es el Yoho Bike hotel: recepción, habitaciones, spa para bicis, servicios… Lo veremos en unos años en Europa.
Ciertamente el Yoho Bike hotel es el ejemplo de lo que no se debe hacer. Aquí la bici es una excusa para un hotel mediocre, jamás pensado para ir en bicicleta, con logos chuscos, la habitación incómoda para el ciclista… en fin. Lo que sí prueba esta noticia es que existe una tremenda oportunidad para diseñar de verdad un hotel ad hoc para cicloturistas en el que se contemple la bici como el mobiliario rey, pero según los predicamentos espaciales y estructurales de la Arquitectura de los Sentidos.
Bike Spain está trabajando rutas enociclistas en La Rioja para turistas americanos fundamentalmente. Mi amigo Octavio dirige un programa con un grupo holandés en el que el desplazamiento en bici a traves de viñedos y pueblos es el elemento diferencial y atractivo. Desgraciadamente dependemos del turismo de fuera, pero todos estamos abiertos a recibir y equipar espacios para este turismo. En mi opinión hacen falta territorios y rutas atractivas. Este país, en bicicleta, es mucho más bonito. Yo también he sido un apasionado y creo en esto, como Rafael, pero hay que concretar proyectos. «El Tour de La Ruina Habitada»?
Por qué no. Después del Autobús de los Sentidos… el Tour de la Ruina Habitada. No me disgusta la idea. Tendremos que estudiarla para 2011.
Es bueno saber que se programan rutas en bici por La Rioja y que Bike Spain organiza circuitos de cicloturismo. Es una materia que corresponde a las agencias de viajes, los turoperadores y grupos de amigos en particular.
Pero a lo que yo iba con esta reflexión no tiene nada que ver con el turismo organizado, sino con los hoteles. Al igual que ha sostenido otras veces, no ers lo mismo hacer enoturismo de bodega en bodega y luego pasar la noche en un hotel cualquiera que hospedarse directamente en una bodega-hotel. Pues lo mismo con la bici. Es necesario que se invierta en hoteles específicos para la bicicleta.
Estamos realizando un proyecto de casa rural en Asturias en la que la bicicleta será un elemento importante. No es un proyecto tan ambicioso como el hotel pensado para la bicicleta, pero la idea me parece muy interesante. Cuando avancemos con el proyecto ya os informaré.
Lo del Yoho Bike hotel no es un ejemplo para imitar, pero si la prueba de que este tipo de hoteles específicos para la bici empiezan a existir. En mi proyecto, el hotel es otra cosa muy diferente al Yoho. Ojalá podamos verlo construido y disfrutarlo algún día.
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