El auge irresistible de las redes sociales da mucho que pensar en estos tiempos a intelectuales, artistas, deportistas, políticos, profesionales de toda clase… y también a los empresarios. Nadie duda de su utilidad en la comunicación y venta de los productos, en la fidelización de los clientes, en la internacionalización de los mercados. Pero, ¿y en las relaciones internas de las empresas? Entre los distintos escalones de la cadena de mando. Entre los empleados mismos. O entre los empleados y sus clientes…
Ahí no parecen los empresarios españoles tan convencidos del valor de Internet. Un estudio de la consultora OpenDNS señala que el 14,2% de las empresas bloquea el acceso a las redes sociales, mientras que sólo el 1,2% impide el acceso a Playboy y otros sitios pornográficos. Sin ser alarmante, la cifra revela que los empresarios y directivos españoles andan escamados con el potencial de las redes sociales y demonizan su uso personal con el temor (puede que fundado) de Sigue leyendo



Es un hecho que el joven Mark Zuckerberg es actualmente una autoridad. Por decirlo de algún modo, y por si no les suena a algunos su nombre, es el presidente del tercer país más poblado de la tierra: Facebook. Solo por haberlo diseñado merece que se le tengan en cuenta sus vaticinios sobre el mundo que nos tocará vivir en los próximos años. En opinión de Zuckerberg, siempre trasladable al terreno del marketing turístico y hotelero, las experiencias personalizadas son mucho más atractivas para la gente que la publicidad en televisión. Primer golpe de muerte a la televisión tal como hoy la conocemos, por tanto. Sin ser los creadores de Facebook, ya lo veníamos sosteniendo tiempo atrás: el futuro de los hoteles apunta a lo emocional y lo vívidamente personal. Nadie va a competir ya por ser el mejor, ya que no tendrá ningún sentido un producto «mejor» si no adquiere personalidad. Y si es personal, imposible que sea mejor.