Decía Adolf Loos que quien considera sagrado el ornamento como signo de la superioridad artística de las épocas pasadas reconocerá de inmediato, en los ornamentos modernos, lo torturado, lo enfermizo y lo penoso de los mismos. Y que la falta de ornamentos es un signo de fuerza espiritual (Sämlitche Schriften, Ornamento y Delito, 1908).
Porque en un habitáculo como el de la imagen (hotel Salotto Monti, Roma), lo funcional es el condumio esparcido por sobre la mesa. Alimentos destinados a reponer energía desde la frugalidad de unos cuencos y unas copas de vino, con una botella a mano para Sigue leyendo