La ventaja de un lance diferente

Irina Rodríguez, Gemma Mengual y Andrea Fuentes, equipo español de natación sincronizada

 

En una reciente entrevista a la nadadora española Andrea Fuentes, reciente ganadora de una medalla de plata en el Mundial de Shanghai, mencionó que además del esfuerzo su éxito se debe a la originalidad. La respuesta puede tomarse como una salida simpática de quien se siente bajo el agua «ingrávida y gentil como una pompa de jabón». Pero si le damos la relevancia que merece concluiremos que cuando el mundo está como está y con las dificultades que tienen las empresas españolas para competir en un orbe fabricante dominado por los chinos -que también son reyes en la natación sincronizada- la única posibilidad de competir es mediante la originalidad. Ser innovadores, ser diferentes, ser únicos.

Lo explica muy bien en su entrevista la nadadora:

«Nos encantaría ser mejores técnicamente y entrenamos mucho para ello, pero no podemos competir con Rusia y China, donde hay muchísimas más chicas y pueden elegirlas iguales de talle, color de piel, elasticidad, tono y peso. Como en España nos dedicamos muy pocas a este deporte, hay mucha diferencia entre nosotras, pero hemos sabido aprovecharlo para hacer cosas distintas, como que la más alta y fuerte lance a la más pequeña a una distancia considerable.»

Fernando Gallardo |

La competencia de nuestros Paradores de Turismo

El XI Congreso de Empresarios Hoteleros Españoles, que organiza la patronal CEHAT, ya ha nacarado su perla habitual, como viene ocurriendo cada vez que estos empresarios se reúnen. De todoparadores se habla estos días en Santiago de Compostela, pero me ha llamado mucho la atención la pertinaz reivindicación de este colectivo por la privatización de la cadena hotelera estatal Paradores de Turismo. El argumento es invariable: la competencia que supone para el sector privado el modelo de Paradores.

Es cierto, mil veces cierto, que los Paradores de Turismo supone para el sector privado una competencia estimulante, innovadora, emblemática y emocional. Sin ellos muchos hoteles privados no existirían. Sin ellos, muchos hoteleros de los que se dan cita estos días en Compostela estarían aún con chupete en la boca y otros tantos ya se habrían arruinado por incompetentes. Porque en los negocios está claro que hay que ser competente. Y nuestros Paradores de Turismo compiten, y bien que compiten.

Gracias a los Paradores del marqués de la Vega Inclán nuestro país inició su revolución turística. Se abrió una nueva era en la que el turismo empezó a ser considerado un actividad cultural y un motor económico de primera magnitud. Durante los años de la explosión turística, el franquista ministro del ramo, a la sazón Manuel Fraga Iribarne, extendió con decisión la red de Paradores por todas las provincias españolas, incluidas las islas Canarias. Todavía se recuerda la odisea que fue la construcción del parador de El Hierro, cuando muchos de los materiales empleados fueron transportados en helicóptero hasta aquel inaccesible lugar, donde incluso el dinámico Fraga llegó a hincar sus posaderas en volandas. Como consecuencia de aquella iniciativa, España empezó a ser un destino considerado mundialmente y alcanzó pronto el podio de las grandes potencias turísticas.

Paradores de Turismo ha sido y sigue siendo la bandera del turismo de calidad en España. Su flamear se divisa en todo el orbe, y muchos son los países que sueñan –la Francia de Sarkozy ya lo programa– con poseer una cadena tan deslumbrante, culta y salvaguarda del patrimonio Sigue leyendo