El turismo de los gallineros

El tema del gallinero se está viralizando. A muchos les resulta insólito que los huéspedes de un hotel rural se quejen de los ruidos de una explotación rural. Pero esto forma parte del marketing campestre al que todos los alojamientos turísticos se han sumado: la ventaja del campo es el silencio. Así es que no son los viajeros los que no saben viajar, ni la autoridad que ha abierto expediente al gallinero un funcionario con mentalidad urbana. Los consumidores de alojamientos rurales compran lo que se les vende: el silencio. De igual modo que los urbanitas no son gente estresada. Compran la eficiencia del hábitat compacto, la accesibilidad de los servicios, el confort de la vida comunitaria.

No es casualidad el vigente desencuentro entre los habitantes del campo y los urbanos, la dicotomía entre la turistificación de las ciudades y la despoblación del medio rural. Sigue leyendo