OTAs (artificialmente) inteligentes

robot traffic

No ya el futuro, sino el presente del turismo, se está perfilando Big Data. La demanda de analistas de grandes volúmenes datos acucia al sector de los viajes en general. Tanto que las vacantes de empleo en los próximos años se contarán por decenas de miles en Europa y de cientos de miles en el resto del mundo. Ya no hay excusas para ponerse a trabajar. Ya no hay justificación posible del empleo precario en este cada día más pujante sector económico.

Pero los días de los agentes de viajes cómodamente sentados en un escritorio donde recibir a una clientela extraviada e ignorante en geografía ya se han acabado. Ahora el Sigue leyendo

Ya están aquí

cprtana

Rutinas domésticas. Acabo de adquirir por Internet unas persianas para matizar la luz violenta del amanecer que llega a mi ventana desde el East River neoyorquino. Todo el proceso de compra ha sido automático y rápido, aunque el sitio me ofrecía desde el principio la posibilidad de ejecutarlo vía chat con una atención personalizada. Ante una duda de último momento sobre las ventajas del aluminio en láminas frente a la madera clásica veneciana, opté por requerir la ayuda en línea de Michael. Su atención, debo significarlo, ha sido precisa y amable, exhaustiva y esclarecedora, tanto que incluso podía haberla recibido en tres idiomas. De haber escogido el español, me habría atendido Mario. Si hubiera pedido mantener la conversación en francés, Yves habría sido mi interlocutor.

Cuál no habrá sido mi sorpresa que solo al final del chat he advertido que Michael no era una persona en línea, sino un robot de avanzadas prestaciones. Un sistema de inteligencia artificial de esos que hoy empiezan a conocerse por machine learning. Esto es, un autómata que aprende por sí mismo y es capaz de improvisar una conversación en clave humana con los mimbres del mejor vendedor o experto en el marketing de persianas. Si me he percatado de su acento tecnológico ha sido por la rapidez mostrada en deletrear el código del producto al que se estaba refiriendo. Ni la taquígrafa personal de Ferran Adrià habría conseguido escribirlo tan rápido. Sigue leyendo

ALO ya tiene pareja

alo

La noche que pasé en el hotel Aloft Silicon Valley, en Cupertino, tenía por único objetivo comprobar si el mayordomo robótico A.L.O. trabajaba de verdad o era un vago redomado. Sabemos que una de las grandes ventajas de un empleado robótico frente a uno humano es que su productividad puede ser verificada al dedillo. No necesita descansar, no requiere alimentarse, carece de ideología sindical y, además, todos sus movimientos laborales se guardan en la nube a disposición de quien tenga el control de su sistema operativo. Pero, como máquina que es, también se avería. Y pierde aceite.

Para un hotel de 172 habitaciones era un desafío saber cuántos requerimientos de A.L.O. hacía la clientela aquel día de agosto. Que si tráeme una Coca Cola, que si sírveme un snack frío en la habitación, que si ahora quiero unos hielitos… Lo cierto es que durante las 24 horas de mi estancia no vi al robot parado, conectado a su cargador Sigue leyendo