A las personas que cumplen ya ciertos años se le olvidan las cosas y, muchos, rezan a San Antonio para recordarlas. Porque la memoria es lo que más nos separa de nuestro estado primitivo, lo que más nos diferencia de los animales. Memoria transmitida de generación a generación para que el conocimiento crezca y madure como civilización. Ir contra la memoria es, en suma, ir contra la civilización.
Además de la edad, existen otras maneras de perder la memoria. Las drogas se han mostrado históricamente eficaces en su bloqueo. Una trepanación del cerebro puede causarla, si soslayamos sus efectos colaterales. Un golpe infortunado en la cabeza también provoca amnesia. Pero el método más singular de todos es el que Google acaba de acordar con las autoridades francesas, de aplicación generalizada en Europa. El derecho al olvido.
Como si lo vivido fuera un sueño, las mentes bienpensantes europeas creen que existe un derecho irrenunciable al borrón y cuenta de los ciudadanos. Lo cual es tan utópico y Sigue leyendo