Paradores de todos

Cuando esta tarde el Consejo de Ministros haga oficial el nombramiento de quien sustituya a Miguel Martínez como presidente de los Paradores de Turismo conoceremos en qué se quedan los empellones a favor de la privatización de una red hotelera que, hasta hoy y desde 1928, nos ha pertenecido a todos los españoles.

Sé que han existido muchos contactos, muchas negociaciones, en las últimas semanas por definir su futuro. Unos, bienintencionados, con ánimo pseudocientífico de frenar los resultados negativos presentados durante este último ejercicio. Otros, especulativos, con la intención indisimulada de pegarle un tajo a la red y quedarse con un pedazo suculento del pastel restante.

En un artículo mío publicado en 2010 –la competencia de nuestros Paradores de Turismo– expresé claramente mi lealtad con la cadena nacional y me definí como partidario acérrimo de su condición pública. Para alguien que durante toda su vida ha defendido, bajo uno y otro régimen político, el sentido profundo de la palabra libertad esta proclamación puede invitar a la incoherencia política. Solo cuando se leen detenidamente todos los argumentos en favor y Sigue leyendo

La competencia de nuestros Paradores de Turismo

El XI Congreso de Empresarios Hoteleros Españoles, que organiza la patronal CEHAT, ya ha nacarado su perla habitual, como viene ocurriendo cada vez que estos empresarios se reúnen. De todoparadores se habla estos días en Santiago de Compostela, pero me ha llamado mucho la atención la pertinaz reivindicación de este colectivo por la privatización de la cadena hotelera estatal Paradores de Turismo. El argumento es invariable: la competencia que supone para el sector privado el modelo de Paradores.

Es cierto, mil veces cierto, que los Paradores de Turismo supone para el sector privado una competencia estimulante, innovadora, emblemática y emocional. Sin ellos muchos hoteles privados no existirían. Sin ellos, muchos hoteleros de los que se dan cita estos días en Compostela estarían aún con chupete en la boca y otros tantos ya se habrían arruinado por incompetentes. Porque en los negocios está claro que hay que ser competente. Y nuestros Paradores de Turismo compiten, y bien que compiten.

Gracias a los Paradores del marqués de la Vega Inclán nuestro país inició su revolución turística. Se abrió una nueva era en la que el turismo empezó a ser considerado un actividad cultural y un motor económico de primera magnitud. Durante los años de la explosión turística, el franquista ministro del ramo, a la sazón Manuel Fraga Iribarne, extendió con decisión la red de Paradores por todas las provincias españolas, incluidas las islas Canarias. Todavía se recuerda la odisea que fue la construcción del parador de El Hierro, cuando muchos de los materiales empleados fueron transportados en helicóptero hasta aquel inaccesible lugar, donde incluso el dinámico Fraga llegó a hincar sus posaderas en volandas. Como consecuencia de aquella iniciativa, España empezó a ser un destino considerado mundialmente y alcanzó pronto el podio de las grandes potencias turísticas.

Paradores de Turismo ha sido y sigue siendo la bandera del turismo de calidad en España. Su flamear se divisa en todo el orbe, y muchos son los países que sueñan –la Francia de Sarkozy ya lo programa– con poseer una cadena tan deslumbrante, culta y salvaguarda del patrimonio Sigue leyendo