De noche, en un lugar remoto de Brasil, me entero del fallecimiento en Madrid de la empresaria de viajes Matilde Torres. Una noticia triste, pero mucho más aciaga. La fundadora de Catai Viajes era esa clase de personas que España necesita hoy más que nunca para reencontrarse con su identidad de país valeroso, emprendedor e imaginativo. Cualidades que definían como pocas a esta viajera empedernida que ha tomado su último avión.
He sentido su desaparición con la desesperanza de quien asiste a un cambio de época en un sector económico y cultural sin que se adivine un relevo en su liderazgo. Con el pesar de una pérdida irreparable, aunque la expresión suene a tópico. Pero también con la nostalgia de quien compartió con ella muchas premisas del turismo en el mundo, y aun muchos, muchísimos, vaticinios para quienes seguimos vivos en este mundo trémolo, incierto, inquietante.
Eran éstas inquietudes que compartíamos Matilde y yo, junto a un optimismo compulsivo por vislumbrar las salidas de todos los túneles en la innovación, la cooperación y la diferenciación. Tuvimos ocasión de elucubrar sobre mil proyectos, mil visiones y mil iniciativas en La Ruina Habitada, acompañados por nuestro genial arquitecto Jesús Castillo Oli. Visitamos luego a Matilde a su finca de Sepúlveda, en la provincia de Segovia, donde pensaba resucitar una portentosa ermita románica como espacio doméstico bajo la condición de la Arquitectura de los Sentidos que tanto la había entusiasmado en mi casa de la montaña palentina.
Su enfermedad cortó de raíz aquellas prometeicas aspiraciones. Había llegado muy lejos en el mundo de los viajes. Había acercado la geografía infinita a miles de hogares. Había creído en el conocimiento sin límites del viajero, liberado por fin de su condición de turista, para hacer del planeta, de todo el universo, la casa común de los sueños.
Matilde Torres ha regresado al principio. Como ella misma sostenía, a ser solo un sueño. Al feliz sueño de ser soñados por otros: su familia, su gente de Catai, sus amigos y compañeros de viajes, sus clientes de toda la vida.
Larga vida, Matilde.
Fernando Gallardo |
Poético y bello homenaje a Matilde Torres a través de sus palabras, Sr. Gallardo.
La noticia, evidentemente, no era grata. Pero gracias al artículo que le ha dedicado, la ha hecho más llevadera.