Un mundo, una sola moneda

Los alojamientos turísticos disponen hoy de herramientas tecnológicas capaces de conocer al minuto las variables de precios en el mercado, el índice de reputación digital de toda la competencia y muchas de las pautas de consumo de los viajeros personalizados hasta un extremo inconcebible hace años. El nuevo ecosistema Blockchain permitirá que muy pronto dichos establecimientos sean capaces también de distinguir las opiniones falsas de las verdaderas en un escenario de transparencia que ya están construyendo entidades bancarias, aseguradoras, energéticas y compañías aéreas mediante la tecnología de cadena de bloques. Es de esperar que en los próximos años las plataformas de comentarios sociales como TripAdvisor o Trivago adopten esta tecnología en la identificación de cada uno de sus comentaristas, así como la evaluación de sus trayectorias en esta práctica informativa y prescriptiva.

Pero no solo para eso va a servir Blockchain en la industria turística. Un nuevo mundo se abre lleno de posibilidades para el emprendimiento, como la certificación de servicios turísticos, la contratación de un seguro de asistencia, la financiación de nuevas empresas turísticas, la operación en mercados secundarios o el pago de viajes con criptomonedas, de las cuales el Bitcoin es su expresión germinal, con valores de mercado todavía inusitados para cualquier otro activo monetario o financiero. Aún es pronto para determinar su futuro, dado el fuerte carácter especulativo que mantiene en la actualidad. Pero intuimos que ésta o cualquier moneda digital que venga a sustituirla ofrece muchos alicientes a los viajeros, entre otros el ahorro de las elevadas comisiones subsidiarias de un cambio de divisas en sus viajes. Si el turismo tiene futuro, lo será con el uso de una sola moneda global. 

El progresivo empoderamiento tecnológico de los ciudadanos está transformando la jerarquía piramidal en un nuevo sistema distribuido

La trascendencia de las criptomonedas, como todo acontecimiento tecnológico, es su capacidad transformadora de las viejas estructuras económicas, sociales o políticas. Amazon no es una tienda virtual, como muchos sostienen. Amazon es un sistema de información que traspasa la confianza antaño generada por las marcas a los consumidores, convertidos en avalistas, productores y divulgadores de cuantos productos se anuncian en la plataforma del visionario Jeff Bezos. Uber no es un transportista urbano, como incluso algunos jueces se han atrevido a sentenciar. Uber es un sistema de información que traspasa la confianza antaño generada por unas normativas estrictas y fragmentadas a una comunidad de usuarios de cuantos servicios se anuncian en la plataforma de Kalanick. Airbnb no es un intermediario de alquileres turísticos, como aseguran todos los resabios hoteleros. Airbnb es un sistema de información que traspasa la confianza antaño generada por las normativas hoteleras a unos usuarios que demandan, no camas, sino experiencias en sus viajes.

Y así creemos que el Blockchain no es un simple protocolo informático de monedas criptográficas, como los agoreros del Bitcoin se jactan en sus análisis bancarios. Blockchain es un sistema de información que traspasa la confianza tradicionalmente generada por las Administraciones públicas a los compradores, vendedores, rentistas, consumidores, usuarios, experimentadores y ciudadanos en general convencidos de su creciente empoderamiento en la sociedad digital y global de hoy.

Con el Bitcoin o sin bitcoins.

Fernando Gallardo |

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