He aquí el quinto tema que se abordó en la entrevista que el Conde Nast Traveler publicó con motivo de la campaña #ministeriodeturimoya promovida por la revista sectorial del turismo Hosteltur en las redes sociales. Una campaña que, a la vista de las elecciones generales en España (20 de noviembre), adquiere una especial relevancia en la actualidad turística española.
Lo que cuesta crear un ministerio
Pregunta 5:
Este debate se ha abierto, fundamentalmente, en redes sociales ¿qué habría que hacer con la educación, los hábitos de consumo, las nuevas tecnologías… con respecto al turismo español?
Respuesta:
No solo en España, sino en todo el mundo, la industria del turismo ha acogido las nuevas tecnologías de la información y la comunicación con enorme celeridad e interés. La primera oleada de webs en la historia de Internet fueron mayoritariamente turísticas. Los principios del comercio electrónico fueron turísticos, especialmente en el sector del transporte aéreo. La mayoría de las aplicaciones actualmente son turísticas. Y, cada vez más, los balbuceos en el uso de los dispositivos móviles pertenecen a utilidades turísticas. En breve asistiremos a un cambio radical en los modos de viajar, de contratar y experimentar los viajes, con la tecnología NFC o aquellas que estén por Sigue leyendo
Es un hecho que el joven Mark Zuckerberg es actualmente una autoridad. Por decirlo de algún modo, y por si no les suena a algunos su nombre, es el presidente del tercer país más poblado de la tierra: Facebook. Solo por haberlo diseñado merece que se le tengan en cuenta sus vaticinios sobre el mundo que nos tocará vivir en los próximos años. En opinión de Zuckerberg, siempre trasladable al terreno del marketing turístico y hotelero, las experiencias personalizadas son mucho más atractivas para la gente que la publicidad en televisión. Primer golpe de muerte a la televisión tal como hoy la conocemos, por tanto. Sin ser los creadores de Facebook, ya lo veníamos sosteniendo tiempo atrás: el futuro de los hoteles apunta a lo emocional y lo vívidamente personal. Nadie va a competir ya por ser el mejor, ya que no tendrá ningún sentido un producto «mejor» si no adquiere personalidad. Y si es personal, imposible que sea mejor.