Las travesuras del huésped Bert

A más de uno, Bert Kreischer le parecerá un delincuente. Su oficio es poner patas arriba las habitaciones de los hoteles por los que pasa. Algunos, muy patas arriba, como vemos en estas imágenes que él mismo sube luego a Twitter, una vez cometido el «delito».

Pero no. Bert Kreischer es uno de esos actores de televisión que triunfan por reírse de sí mismo en pantalla y proponer cosas con una imaginación desbordante. Es, en realidad, el huésped que todo hotel querría adoptar como inquilino habitual. Su rastro perdura en el tiempo, como aquel pintor catalán, Agustín Xaus, que puso perdidas de pintura las paredes del hotel Estela Barcelona, en Sitges. Pero no de pintura de brocha gorda, no. Sino de auténticas obras de arte que, primero, causaron la irritación de sus propietarios y, luego, sirvieron como promoción gratuita del Hotel del Arte que hoy es.

En cierto sentido, el norteamericano Kreischer hace arte de sus bromas y, de paso, saca punta a todo lo que un hotel expresa en su nueva óptica experiencial. Sus imágenes colgadas en Twitter son el colmo de la perspicacia, hasta el punto de convertir las habitaciones de hotel en escenarios de películas escabrosas, lisonjeras, rutilantes para el goce de sus ocupantes. Nada en su interior le es ajeno. Ningún detalle de acogida o de despedida se le sustrae a la vista.

Si se quiere, Bert Kreischer y sus travesuras nos ayudan a comprender mejor que un hotel no es un repositorio de sueños, sino la fábrica de hacerlos posibles y bien visibles. Que a un hotel no se va ya a dormir, sino a vivir dentro y fuera de sus paredes la película más osada que jamas hayamos imaginado.

Fernando Gallardo |

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