Me ha dado un ataque de risa, entre el jolgorio de las sacudidas andinas, leer esta mañana que el máximo responsable para España de los hoteles Intercontinental (IHG) declara no entender por qué tenemos el euro y no una clasificación hotelera común en la Unión Europea. Es un tema reiterativo en mis disquisiciones hoteleras, pero conviene volver de vez en cuando a él para no perder ripio de lo que se dice fuera de este Foro.
En la opinión de Luigi de Rosa, que así se llama su director general, cuesta trabajo entender cómo la Unión Europea ha llegado a tener una moneda común y no es capaz de unificar los criterios en lo que a clasificación hotelera se refiere. Y añade como argumento que su compañía ha desarrollado sistemas “a nivel económico, de calidad, en lo que se refiere a satisfacción de los clientes y de los empleados, que les permiten tener una comparación interna muy buena”, lo cual se supone debería ser extrapolado a otras compañías y a otros hoteles independientes.
Sí, es verdad. Cuesta trabajo entender cómo se ha llegado con facilidad a imponer el euro como moneda común y no a una normalización de estrellas. Como cuesta también entender la falta de una clasificación unificada de bombonerías, que tienen su corazoncito ellas también. Ni que en toda la Unión Europea aún no se haya impuesto una clasificación oficial de verdulerías, o de supermercados, o de tiendas de moda, que la hay de mucho lujo y también de pingos. Y qué me dice Luigi de los bares, de nuestros muy entrañables lugares, que seguramente obtendrían más estrellas que en Noruega o Dinamarca, pues allí hay que buscarlos siempre con lupa. Tampoco están normalizadas las zapaterías, y no admito chanzas patrias con ellas, que aunque no merezcan las 5 GL los Timberland me sientan a mí como un guante y no me los cambio por otro Ariel aunque me llamen pijo.
En efecto, nos queda mucho todavía mucho por clasificar y normalizar en la Unión Europea soviética que desean algunos. Lo peor es que a los ejecutivos de multinacionales que piensan así ya no les queda ni siquiera China. Porque imaginémonos por un momento, en lo que dura un seísmo de 6º, que a Bruselas le diera la ventolera de clasificar a todos los hoteles europeos. Por precio, que suele ser el patrón más fiable por democrático, si la media española por habitación (Trivago Hotel Price Index) está hoy en 85 euros y la suiza en 155 euros deberíamos colegir que un cinco estrellas suizo se correspondería con un dos estrellas español. Y si la media en Madrid reside en 97 euros frente a los 153 euros de Milán, por lo mismo deberíamos entender que si el Milan Grand Hotel Duomo acredita sus 5 estrellas, en una clasificación europea como la que pide Luigi de Rosa el hotel Intercontinental Madrid no merecería más de 3 estrellas.
Creo que ahora empezamos a entendernos.
Fernando Gallardo |