
Los frasquitos de gel y champú estaban llamados a desaparecer de los hoteles porque sus residuos de plástico terminan inopinadamente en el mar. Tan alarmante es la contaminación de estas esquirlas microplásticas que un senador de Nueva York, Todd Kaminsky, creyó llegado el momento de prohibir estos envases de plástico en todos los hoteles de su ciudad. Los denominados amenities serían sustituidos por dispensadores montados en la pared, botellas más grandes y de uso múltiple que la experiencia de varios hoteles en España ha demostrado siguen siendo de un solo uso… pues la gente se los lleva en la maleta con más fruición, ahora que son de mayor tamaño.
El bienintencionado senador neoyorquino alertaba de que solo la industria turística de la ciudad tira a la basura 27 millones de botellitas de plástico. Su postura, avalada por la Asociación de Hoteles de la ciudad de Nueva York (HANYC), tenía el aval de un argumento contundente: «Al impedir que los hoteles ofrezcan artículos de tocador de Sigue leyendo