
Hace un tiempo celebré los excelentes reflejos del empresario hotelero Kike Sarasola al crear BeMate.com, una plataforma de alquiler de viviendas particulares con los servicios añadidos de un hotel, gracias a su infraestructura de alojamientos RoomMate Hotels. Había que atreverse a una iniciativa así en aquellos días en que la conservadora industria hotelera demonizaba en su totalidad la economía colaborativa. En una conversación privada le auguré esa inevitable competencia que surge siempre de las ideas exitosas, posibilidad que nunca le había arredrado e incluso podía animarle en adelante a afinar más su producto. Le comenté el proyecto de una nueva plataforma tecnológica: Guesty.
El evento multitudinario de la Superbowl en California y el llenazo de público que se ha vivido estos pasados días en San Francisco han dado alas a Guesty para su despegue Sigue leyendo



A quién le puede gustar ser propiedad de alguien. Eso no ocurría desde los tiempos de la esclavitud. Pero he ahí que los marketinianos comienzan a utilizar esta idea en el diseño de la nueva economía, la que surge del mundo digital y las redes sociales, la que modela un mercado organizado y perfectamente segmentados por afinidades, identidades y prácticas de consumo. Gracias a esta nueva realidad ya se habla de una guerra entre empresas por quién posee al consumidor… Y, en el turismo, por quién posee al viajero…
Tal como suena. La oferta es tentadora. Cual esa frase mítica de «tengo una oferta para usted que no podrá rechazar». Que no se diga que los hoteles no hacen un esfuerzo de imaginación para conquistar a la cada vez más dispersa, enterada y exigente clientela. Que no se piense que el viaje no es vida y que la vida no es un sueño.