Generator. La respuesta a la pregunta es ésta: Generator. Un motor de ideas, propuestas emocionales, experiencias únicas, cultura, sociedad… ¡Viento fresco! Un producto perfectamente adaptado a la generación que viene: los millennials.
Hace poco me inquirió un hotelero madrileño: ¿qué es la generación Millennium sino un nicho, como los singles only o los LGBT? Esta asociación de ideas corroboró enseguida lo que ya sospechaba. Algunos madrileños no se están enterando de nada. Es posible que el impacto social de la crisis financiera del 2007-2008 les haya nublado el entendimiento, como se escuchaba en el Buenavista Social Club. Puede que la ciudad entera se quedara colgada en la movida de los ochenta. Que, ésta sí, acaparó las portadas de todos los periódicos influyentes del mundo dando cuenta, no ya de un fenómeno musical, sino de un verdadero despertar social y emocional catalizado en las páginas de La Luna.
Aquellos años juveniles del «Madrid me mata» se esfumaron tras los sones de la canción «Ana, el otoño se fue sin decir ni mú», mientras los madrileños gozábamos con el «Tú estás loco, Briones» creyéndonos el centro de una España que abría la puerta al viento fresco de Europa, tras unas décadas de oscurantismo carpetovetónico. Barcelona era, mientras tanto, una ciudad gastada por el declive del textil, anclada en una periferia de espaldas al mar y practicante de una «cultureta» provinciana y retrógrada.
¿Qué pudo suceder para que aquella kaka de luxe se quedara suspendida del pentagrama de la historia y de la barretina surgiera el pez de Gehry en el Port Olìmpic? La explicación es digna de un estudio sociológico e historiográfico, por lo que no vamos a entrar en ello. Pero quizá el símbolo que permanece en nuestro subconsciente es esa imagen preolímpica en la que Freddy Mercury le lavó la cara a la Caballé. Porque en ese encuentro dialogaron la historia y la modernidad, la pureza y la lujuria, el ser y la nada.
No hemos visto ese abrazo en Madrid, y quizá por eso la ciudad ha dejado de ser la portada acaparadora de aquella movida. Hoy, que vivo fuera de España, lo veo todos los días en casa, en la calle, en los escaparates, en Internet. Madrid no aparece en el mapamundi actual. La capital está en Barcelona. No porque sus hoteleros permanezcan unidos y la Generalitat le dedique un mayor presupuesto a la promoción turística (están por ver sus efectos en Tremp o en Vila-rodona), la condal va a aparecer en los mapas. No por celebrar unos Juegos Olímpicos se va a ser el foco de atención del planeta (Atenas lo ha sido gracias a las revueltas callejeras, no por las medallas de oro de Dimosthenis Tampakos).
Barcelona es la capital porque todos los días nos tiene algo que contar. Siempre hay algo de innovación, un algo de modernidad, en sus propuestas ciudadanas. Barcelona es hoy un producto, no un plan de marketing. En sus avenidas, en sus tiendas, en sus garitos nocturnos, se genera la noticia que hoy interesa al mundo. A esa generación de millennials que, frente a lo que piensan algunos hoteleros madrileños, será quienes llenen los alojamientos legales, alegales, ilegales, translegales o bilegales de los próximos años. El nicho no serán ellos, sino mis ilustres pensadores antes dichos cuando se desvanezcan en la paz del cementerio.
¿Qué tiene hoy Barcelona que no tiene Madrid? La generación cosmopolita (no catalanista) de modernidad. Generator, por ejemplo.
Si uno entra en la web de la cadena hotelera Generator, que es lo último de lo último en clímax millennial, percibirá enseguida dónde se cuece hoy la movida de la modernidad. Por orden alfabético, en Barcelona, Berlín, Copenhague, Dublín, Hamburgo, Londres y Venecia. Me imagino que ésta última porque el embeleso de Gustav von Aschenbach todavía causa espeluzno en los tadzios de este milenio. Ambientes grupales, hot deals (a 27,75 euros la noche), conectividad 100%, desenfado. O, como reza su web, «I’m super stylish, sociable and contemporary while all the time being affordable, safe, and central». Soy superestiloso, alegre y contemporáneo, pero también asequible, seguro y centrado.
No hay día sin que pase algo. Generator dedica un apartado prioritario a los eventos, que dejarán un recuerdo imborrable a estos nuevos oficiantes del turismo experiencial. Flamenco Night, Electric Generator, Local Beats, Generator Indie… Sí, los más jóvenes me habrán adivinado enseguida de qué voy. Hablo del espíritu Sofar Sounds, que tiene atrapado a los millennials neoyorquinos, pero trasladado al ámbito hotelero.
¿Que no has oído hablar de Sofar Sounds? Te recomiendo el champú Alterna Ten contra la Pytyriasis.
De su seguro servidor,
Fernando Gallardo |