Decía el paisajista galo Benédicte Boudassou en su libro Huertos con diseño (Tutor 2008, Barcelona) que un huerto casero es atractivo a la vista, acoge al aficionado y al curioso, permite vivir mejor a quien lo cuida, solazarse a quien se le acerca y, lo que no es menos importante, complementa los ingresos del horticultor aunque sea con el ahorro que consigue en la compra de las verduras que consume. La proliferación de los huertos urbanos refuerza esta tesis, pues más que una moda se ha convertido en una actitud ante la vida, una nueva forma de vivir.
La hotelería se ha sumado pronto a este fenómeno wellness. Algunos de los grandes cocineros internacionales han exigido un huerto en el hotel al que van a servir, no tanto Sigue leyendo