Los buenos espíritus del huerto

Cuarzo Lodge

Decía el paisajista galo Benédicte Boudassou en su libro Huertos con diseño (Tutor 2008, Barcelona) que un huerto casero es atractivo a la vista, acoge al aficionado y al curioso, permite vivir mejor a quien lo cuida, solazarse a quien se le acerca y, lo que no es menos importante, complementa los ingresos del horticultor aunque sea con el ahorro que consigue en la compra de las verduras que consume. La proliferación de los huertos urbanos refuerza esta tesis, pues más que una moda se ha convertido en una actitud ante la vida, una nueva forma de vivir.

La hotelería se ha sumado pronto a este fenómeno wellness. Algunos de los grandes cocineros internacionales han exigido un huerto en el hotel al que van a servir, no tanto Sigue leyendo

Bisagras chirriantes a la vista

Companhia das Culturas

La ruina deja de ser arquitectura y pasa a ser naturaleza, decía el Pritzker portugués Eduardo Souto de Moura durante los trabajos de restauración del monasterio cisterciense que terminaría convirtiéndose en la pousada de Santa María de Bouro. Este ‘acto mental’ amasa el espacio ideológico de lo ya construido para intuir una relación mucho más poderosa entre la ruina y el paisaje. El lugar es simplemente un pretexto para modelar vida, arte, fluido creativo. El sujeto se diluye en la lógica formal del objeto. Y el conocimiento intuitivo, el vector que permite trascender la apariencia de lo real.

Realmente estos portugueses entienden de arquitectura, como Távora, Siza Vieira o el propio Souto de Moura. Como Pedro Ressano Garcia, a quien se confió la Sigue leyendo

La vivienda colaborativa de la princesa

Dar Seven

La explosión de los riads en Marrakech y otras ciudades magrebíes en los últimos años no ha sido casual. Su belleza arquitectónica apunta a una corriente estética que todo viajero lleva consigo o intenta aprehender. Pero no solamente eso. El reclamo doméstico de esta modalidad de alojamiento quizá fue el preludio de lo que observamos en diversas ciudades de Europa y América. Las viviendas particulares poseen un indudable atractivo para el huésped culto, que las prefiere al hotel bajo ciertas condiciones de viaje. Especialmente, el viajero millennial, cada día más renuente a ser turista y consumir productos turísticos. La experiencia diferenciada del alojamiento se opone consecuentemente a la normalización turística, a la regulación de los estándares turísticos y al encorsetamiento de la oferta turística.

Dar Seven, el último riad inaugurado en Marrakech, define como ninguno la experiencia personalizada de una vivienda propia. Su propietaria, la princesa Letizia Ruspoli, pasa en él largas temporadas, al tiempo que pone a disposición de ese viajero culto las cuatro únicas habitaciones del riad, al igual que hace con las tres habitaciones de su Residenza Napoleone, en Roma. Fátima, el ama de llaves, se ocupa de todo cuando ella no está.

La economía colaborativa del turismo no ha hecho más que empezar.

Fernando Gallardo |