¿Quieres pasar el resto de tu vida vendiendo agua azucarada, o quieres una oportunidad de cambiar el mundo? Esta rotunda pregunta marcó la vida de John Sculley cuando fue tentado Sigue leyendo
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Experiencia de usuario
Apple acaba de anunciar al mundo su liderazgo absoluto en la informática de consumo. Su iPad ha triunfado. Su iPhone vende más que nunca. Su iPod es Dios en música. Su iMac y sus portátiles Mac marcan la diferencia. Y todo eso lo ha logrado en contra de las opiniones generalizadas sobre el entorno cerrado en que se mueven sus productos, a diferencia de los entornos abiertos en los que miles de desarrolladores supuestamente hacen avanzar otros productos. Los pusilánimes insisten, como antes hicieron con Microsoft o Google, que ese éxito a raudales es puro marketing.
Is marketing, stupid. O ¿qué te creías? Más allá de la publicidad, que no deja de ser una parte del sistema, el marketing es la inteligencia del producto. Todo ese conjunto de factores que hacen del proceso de creación un propósito adecuado a las circunstancias del mercado y generan un resultado satisfactorio para los consumidores. IBM lo hizo en su día. Después Microsoft, Google y ahora Apple, cuyos gadgets y aplicaciones han ganado esta partida no solo por la calidad intrínseca de lo producido, sino por la experiencia de usuario que proporciona.
¿Experiencia de usuario? ¿Productos experienciales? ¿Marketing? ¿Inteligencia de mercado? A veces las palabras no logran definir con claridad lo que queremos decir. El idioma alemán es mucho más preciso que el nuestro en penetrar o explicar los conceptos. El nuestro, más lírico, deja un amplio margen a la interpretación de cada cual. Nos permite una mayor variedad de colores, aromas, imágenes, entelequias. Lo decíamos ayer en referencia al encanto de los hoteles pequeños y urbanos: «la boutiqueidad». Una marca de automóviles muy querida por mí lo lleva anunciando hace años: ¿te gusta conducir?…
La delectación al volante, junto a la potencia mecánica, el confort interior, la tecnología de uso, la seguridad en el tránsito y otros elementos de la conducción, provoca una experiencia de usuario tan excepcional que vale la pena estirarse el bolsillo por adquirir un vehículo así. Lo mismo ocurre con el Sigue leyendo
Innovación versus tecnología
¿Innovación o tecnología? A veces no tenemos claro qué significa la innovación en nuestras vidas y cómo podemos innovar si no somos científicos o ingenieros de la cosa. La sola palabra a algunos les parece un lujo intelectual, si no un capricho de mentes ingeniosas capaces de ponerle un palo a una escoba. Algo fuera de nuestro alcance, si no del entendimiento universitario. Innovar en un alojamiento turístico sería tal que una cama iPad, una recepción robótica, un túnel del tiempo que nos ayude a la gestión de las reservas, la rewifi…
Pero innovar no tiene que ver siempre con la Guerra de las Galaxias, ni con la magia de Harry Potter. A veces es más sencillo que inventar algo. Es un darse la vuelta y mirar hacia otro lado, desde otra óptica, sobre otro suelo, ejercicio que ya propusimos para la Arquitectura de los Sentidos. Es pensar distinto, ser diferente. Cambiar la manera de hacer las cosas, en puridad.
Innovar es mirar la ilustración de arriba, correspondiente a un hospital en el Londres dieciochesco, y preguntarse: ¿no habrá otro modo de amputar una pierna que no sea utilizando un serrucho de bricolaje doméstico? ¿No existirá otro sedante para el enfermo despavorido que atarlo a la pata de un sillón? ¿Acaso no llegaríamos a salvar esa tibia supuestamente gangrenada sin partirla en dos?
¿Por qué no indagar en lo que hay más allá de lo aparente?
Estas respuestas nos esperan en los microdebates que celebraremos el próximo 26 de noviembre en Intur Valladolid.
Fernando Gallardo |
La tecnología de pasado mañana
Es uno de los hoteles tecnológicamente más avanzados del mundo, dicen. El theWit Doubletree, en Chicago, ya canta a distancia con su fachada de neón verde relampagueante, como un presagio de ese rayo verde que inspirara a Julio Verne. ¿El hotel del futuro? Seguramente no, pero sí el de pasado mañana por la tarde, cuando los sutiles hoteles de los sentidos se encuentren sesteando en el séptimo cielo de la hospitalidad.
Lo que viene (está llegando a España) es esto: la temperatura se ajusta automáticamente en las habitaciones a través de unos sensores que detectan la llegada del huésped y su antojo fisiológico… más frío o más calor. En las zonas comunes, una selección musical puede integrar a gusto de los consumidores media hora de piar de los pájaros, durante el día, o dos minutos (no más, por favor) de canto de grillos, durante la noche.
Por supuesto, habrá una colección insólita de gadgets: iPods, iPhones, iPads…, así como lo que cualquier otra compañía informática tenga a bien inventar y popularizar con permiso de Apple. Si el durmiente desea un vaso de leche, una almohada más fina o un adaptador de corriente (ni siquiera pasado mañana conseguirán los hoteles arreglar estos problemas), solo tendrá que dar aviso al servicio de habitaciones pulsando la tecla necesaria en su aplicación del teléfono móvil, tableta o pantalla de televisión. Todo esto lo menciono en futuro no condicional, o pluscuamperfecto, porque es lo que está por venir aquí, aunque el theWit Doubletree de Chicago ya lo ofrece.
Así, la pantalla interactiva FourWinds permite sin incorporarse de la cama llamar a que traigan el coche, suban el equipaje o permitir que hagan la limpieza de la habitación sin hablar con nadie. Todo ello a través de redes convergentes, sistema de telefonía VoIP, entretenimiento IPTV, soluciones inalámbricas RFIP ZigBee, etc. Una arquitectura ecosostenible, ecoconsciente, ecocibernética… Nada extraordinario, pero sí novedoso y en determinadas utilidades, efectista. Algo de eso hemos visto estos días pasados en el hotel Los Almirantes, Medina de Rioseco, lo último en la península Ibérica… hasta pasado mañana.
Las ciencias adelantan que es una barbaridad. ¿Alguien planea algo para mañana mismo en su hotel?
Fernando Gallardo |
Cómo se ve tu hotel en el iPad
Hoy vamos a jugar. Medio en broma, medio en serio. Porque la reflexión que propongo ahora es la estética de las páginas webs… en el nuevo iPad. Uno de los talleres más productivos durante las últimas jornadas hoteleras de Solares escrutó la presencia en Internet de cada hotel participante a través de los ojos de Google. Y el resultado ya lo contamos: casi el 95 por cierto de las paginas analizadas contenían alguna deficiencia manifiesta. Ni que decir tiene, todos los asistentes dieron un buen respingo de sorpresa. El taller, afortunadamente, sirvió para que muchos se dispusieran de inmediato a arreglar sus webs y concienciarse de lo vital que es en marketing la imagen que proyectamos de nuestros negocios.
Por eso me ha parecido aleccionador jugar con una utilidad online recién creada para el análisis de webs desde el formato iPad, una sigla más para estar preocupado en el mundo Internet. Se discute mucho acerca de la revolución que supondrá la aparición de este artilugio, del mismo modo que otros gadgets Apple supusieron en su día una auténtica revolución doméstica. Me refiero, naturalmente, al Mac, al iPod y el Iphone. Quien no se tome en serio la revolución del iPad vivirá en otro planeta, puede que incluso más apetecible, pero no para los negocios.
El tiempo dirá hasta qué punto los medios de comunicación tradicionales podrán adaptarse al mundo digital gracias al iPad. Veremos quién paga por su uso y quién volverá a leer la prensa de pago. Veremos igualmente si la comodidad que ofrece la Apple Store canalizará las descargas gratuitas hacia otras de pago a cambio de una mayor calidad y un acceso más fácil a los archivos multimedia. Ojalá que esta novedosa tableta propuesta por CiberMoisés contribuya a la pervivencia de las artes y las letras en su contexto crematístico. Pero de lo que no me cabe la menor duda es que millones de seres humanos estaremos encantados de llevárnosla al sofá o a la cocina sin que nos salga alguna cana de esperar el encendido del ordenador, como nos tiene acostumbrados el hermano Windows.
Tan rápido como el iPad ha aparecido la utilidad iPadPeek con la que podemos emular en una máscara iPad cualquier web publicada en Internet. En sabiéndolo, me he pasado un buen rato recopilando las URLs de los hoteles miembros del Clúster de la Ruina Habitada con la intención de que nuestros seguidores en este Foro valoren cómo lee el iPad sus webs. Y, de paso, nos