Innovación es exprimir también el frasco de las esencias en un hotel. Lo que rezuman sus espacios. Lo que destilan sus recuerdos. Todo aquello que nos hace soñar. Todo aquello por lo que seguir viviendo. ¿Qué diríamos de nuestro negocio si su escaparate fuera una vitrina de diamantes y al otro lado del cristal se personara la mismísima Audrey Hepburn?
Sí, la mejor imagen de nuestro hotel puede ser un flash en la memoria del huésped. Por eso cuando me preguntan -con demasiada frecuencia- cuál es a mi parecer el mejor hotel del mundo siempre contesto lo mismo: cualquier lugar puede ser un día en la vida el mejor hotel sobre la tierra. No me corrija nadie: nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Eso es, el prisma desde el que miramos, las facetas refractarias de la imaginación, de la ensoñación, de la admiración personal. Una película.
Hemos publicado en Notodohoteles.com un artículo sobre los Hoteles de Película que todos recordamos, los que han servido de escenario a nuestras emociones, a nuestros sueños. Porque creemos que es vital por parte de cualquier hotel convertir sus tablas en un argumento para el rodaje de una película. Luego vendrán los guionistas, los actores, los productores, el director a completar el trabajo.
Ahora comienza la función. ¡Silencio (o no), se rueda! Y que cada uno proyecte sus emociones y recuerdos en los demás. No están todas las que son, pero sí son todas las que están. Y si alguna peli se nos ha olvidado, por favor, recuérdanosla. Incluiremos el hotel que le ha servido de escenario en esta incipiente compilación para la historia del celuloide.
Muchas gracias por vuestra participación.
Fernando Gallardo |
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Gran Hotel, de los hermanos Taviano.