Uno de los artículos más leídos en este Foro ha sido el que publicamos un tiempo atrás sobre Airbnb y su inalienable derecho a existir. En él reflexionábamos sobre la imparable expansión de esta plataforma digital, no ya como empresa, sino como un modo disruptivo de entender el turismo. Hoy nos toca disertar sobre lo que puede llegar a ser, si es que el ejército enemigo —cada día más numeroso y mejor pertrechado— no lo tumba.
Al principio, yo mismo pensé que Airbnb venía a ocupar un nicho de alojamientos que nadie había querido, o podido, gestionar digitalmente, dada la dispersión de oferta y la variedad de caracteres que se les supone a los dueños de viviendas interesados en ponerlas en alquiler por periodos. Pero, después de una profunda reflexión sobre el enfoque estratégico de esta compañía, diferentes intercambios de pareceres con agentes del sector turístico en Nueva York —origen de su fundador, Brian Chesky— y el seguimiento interesado del estratega hotelero norteamericano Chip Conley, con quien he mantenido algunos intercambios epistolares sobre la materia, confieso que mi impresión hoy es radicalmente distinta a la original. Airbnb quiere entrar, no solo en el Sigue leyendo



Hilton, en los albores de la hotelería industrial, decía que los tres factores decisorios en la elección de un hotel eran «location, location, location«. Con la popularización de la industria turística, el precio introdujo su cuña en las ofertas a gran escala de los turoperadores internacionales. La concentración empresarial y la formación de cadenas hoteleras de ámbito internacional vino a cerrar la triada con un nuevo protagonista: el factor marca. En ningún momento intervinieron, como muchos pueden creer, las estrellas. Entre otras razones porque no existe ninguna homologación internacional de las mismas y la parametrización de este modelo clasificatorio únicamente es fiable en la métrica de lo tangible (las instalaciones), nunca de la hospitalidad.
No, no se trata de una involución. Nadie habla de volver al arado, ni al bocio hurdano. La Mancha no debe seguir siendo únicamente la fábrica de graneles vinícolas, como tampoco parecería justificable el que los montes de Jaén se hinchasen de aceite refinado, por muy de oliva que fuese. El agro español debe avanzar hacia el talento, el conocimiento, la investigación y el desarrollo a fin de evitar la deslocalización que, por falta del músculo innovador, le ha sucedido a parte de la industria nacional con eso de llevarse la producción a la barata China. Tampoco debemos caer en el