
Los recientes escándalos sobre la falsificación, plagio o invención de títulos universitarios delatan la incapacidad de los gobernantes españoles en adaptarse a la nueva realidad tecnológica, económica, social y, también, política. Cristina Cifuentes, presidente de la Comunidad de Madrid, o Carmen Montón, ministra de Sanidad, ha tenido que dimitir por supuestos fraudes en la Universidad JuanCarlos I. Mientras que Pablo Casado, presidente del PP, Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, y Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, han estado bajo sospecha de lo mismo.
La denominada ‘titulitis’ es un mal endémico en España. No, desde luego, como expresión de un deseo por saber mucho y estar bien dotado intelectualmente para afrontar las tareas políticas y sociales. La titulitis representa una cúspide en la jerarquía de la influencia que nos remonta a tiempos pretéritos en que los blasones Sigue leyendo

En la misma semana en que se produjo el revuelo por la noticia de que Gmail no aseguraba la privacidad del correo electrónico de sus usuarios, yo andaba buscando una mesa de escritorio en distintos centros comerciales de Nueva York. Con paciencia y perseverancia, dado que uno a veces se convierte insoportablemente exigente con las cosas del escribir. Que, al fin y al cabo, son también las cosas del comer… Llevaba tres semanas recorriendo calles, avenidas, distritos y alguna que otra página web sin ver satisfechos mis anhelos cuando, de golpe y porrazo, un anuncio a todo color y en varios faldones de la página distraían mi atención con llamativos titulares sobre el mobiliario de oficina que yo necesitaba. Ahí, ahí estaba mi escritorio soñado en secreto. Las mismas líneas, el mismo tablero, el mismo porte. Incluso en las gamas de colores que a mí más me gustan.
A pesar de que el mundo hotelero ha terminado por asumir positivamente las reglas de juego en Internet… A pesar de que nuevos conceptos como el SEO, el SEM y la reputación online protagonizan a diario la agenda del buen hotelero… A pesar del interés y dedicación que muchos directores y propietarios le prodigan a las webs de opiniones, como Tripadvisor o Trivago… Siempre queda, en privado o en voz alta, la indignación que producen en el sector turístico los comentarios falsos o el vociferio troll de la calle digital. No digamos cuando ese comentario es resultado de un chantaje por el cual se comnina a un establecimiento turístico a otorgar cierta gratuidad o ventaja porque, de lo contrario, recibiría una crítica adversa en cualquiera de los portales turísticos en la red.
Ayer leí el enunciado de un debate en LinkedIn con el siguiente arranque: «Me he unido a este grupo porque me ronda hace mucho tiempo el crear un hotel con encanto… ¿Es una idea disparatada?» Lo firmaba
Nuestro último artículo estableció un ranking de cadenas hoteleras por número de seguidores en Twitter. Su tabla está ya subida al