Es uno de los hoteles tecnológicamente más avanzados del mundo, dicen. El theWit Doubletree, en Chicago, ya canta a distancia con su fachada de neón verde relampagueante, como un presagio de ese rayo verde que inspirara a Julio Verne. ¿El hotel del futuro? Seguramente no, pero sí el de pasado mañana por la tarde, cuando los sutiles hoteles de los sentidos se encuentren sesteando en el séptimo cielo de la hospitalidad.
Lo que viene (está llegando a España) es esto: la temperatura se ajusta automáticamente en las habitaciones a través de unos sensores que detectan la llegada del huésped y su antojo fisiológico… más frío o más calor. En las zonas comunes, una selección musical puede integrar a gusto de los consumidores media hora de piar de los pájaros, durante el día, o dos minutos (no más, por favor) de canto de grillos, durante la noche.
Por supuesto, habrá una colección insólita de gadgets: iPods, iPhones, iPads…, así como lo que cualquier otra compañía informática tenga a bien inventar y popularizar con permiso de Apple. Si el durmiente desea un vaso de leche, una almohada más fina o un adaptador de corriente (ni siquiera pasado mañana conseguirán los hoteles arreglar estos problemas), solo tendrá que dar aviso al servicio de habitaciones pulsando la tecla necesaria en su aplicación del teléfono móvil, tableta o pantalla de televisión. Todo esto lo menciono en futuro no condicional, o pluscuamperfecto, porque es lo que está por venir aquí, aunque el theWit Doubletree de Chicago ya lo ofrece.
Así, la pantalla interactiva FourWinds permite sin incorporarse de la cama llamar a que traigan el coche, suban el equipaje o permitir que hagan la limpieza de la habitación sin hablar con nadie. Todo ello a través de redes convergentes, sistema de telefonía VoIP, entretenimiento IPTV, soluciones inalámbricas RFIP ZigBee, etc. Una arquitectura ecosostenible, ecoconsciente, ecocibernética… Nada extraordinario, pero sí novedoso y en determinadas utilidades, efectista. Algo de eso hemos visto estos días pasados en el hotel Los Almirantes, Medina de Rioseco, lo último en la península Ibérica… hasta pasado mañana.
Las ciencias adelantan que es una barbaridad. ¿Alguien planea algo para mañana mismo en su hotel?
Fernando Gallardo |