Hoteles con Encanto que valen 90 millones

Si una imagen vale 60.000 palabras, un vídeo de un minuto de duración (60 segundos) valdría (60 segundos x 25 imágenes/segundo x 60.000 palabras) la friolera de 90 millones de palabras, lo que equivaldría aproximadamente a unos 225 libros de 200 páginas. Por supuesto que éste es un cálculo a ojo de buen cubero y, por seguir con los redichos, haciendo las cuentas de la abuela. Lo importante no es pensar que ver un minuto de vídeo equivale a leerse 225 libros. Lo importante es saber que el vídeo, el cine, la imagen en movimiento y las historias que hay detrás de este medio de expresión puede afectarnos mucho en la vida.

Si gestionamos en un negocio turístico no podemos desdeñar el vídeo como formato de comunicación eficiente e incluso trascendental. Porque esto que sabe todo el mundo Sigue leyendo

El valor de un vídeo para la empresa turística

«Un minuto de vídeo vale 1,8 millones de palabras», sostiene el analista de Forrester Research, James McQuivey. Aunque la cifra es más una sensación que un estudio a conciencia del impacto de las filmaciones en las inclinaciones de compra, puede que tenga razón si nos atenemos a lo que ya publicamos en su día acerca de un estudio presentado en la Universidad de Cornell (School of Hotel Administration) sobre que una imagen vale, no mil palabras, sino sesenta mil.

Los datos que maneja YouTube son elocuentes. Ningún profesional del sector turístico debería soslayarlos. Al contrario, podemos asegurar que las empresas turísticas, en Sigue leyendo

No me digas nada y te diré quién eres

gmailEn la misma semana en que se produjo el revuelo por la noticia de que Gmail no aseguraba la privacidad del correo electrónico de sus usuarios, yo andaba buscando una mesa de escritorio en distintos centros comerciales de Nueva York. Con paciencia y perseverancia, dado que uno a veces se convierte insoportablemente exigente con las cosas del escribir. Que, al fin y al cabo, son también las cosas del comer… Llevaba tres semanas recorriendo calles, avenidas, distritos y alguna que otra página web sin ver satisfechos mis anhelos cuando, de golpe y porrazo, un anuncio a todo color y en varios faldones de la página distraían mi atención con llamativos titulares sobre el mobiliario de oficina que yo necesitaba. Ahí, ahí estaba mi escritorio soñado en secreto. Las mismas líneas, el mismo tablero, el mismo porte. Incluso en las gamas de colores que a mí más me gustan. Sigue leyendo

Sugerir o mostrar

A propósito de mi inminente vuelo a Santiago de Chile, donde he sido invitado a hospedarme en el hotel Ritz-Carlton, el mejor de la capital, refresco mi memoria con un video que ausculté hace unos meses cuando la cadena norteamericana anunció a bombo y platillo la producción de tres películas que iban a cambiar la imagen de sus relaciones exteriores. Lo anoté en mi blog de Notodohoteles.com como un ideal del márketing hotelero que nadie hasta la fecha había imaginado.

Me llamó tanto la atención que reitero aquí lo dicho: una gasa supera en erotismo a la desnudez pornográfica. La imagen explícita de un hotel, como el sexo explícito, puede ser descarnada, sincera y conmovedora. Pero no facilita el ascenso a la nube de las emociones, no acompaña nuestro viaje por la geografía de las emociones. Ritz-Carlton promovió con mucha inteligencia y sensibilidad la realización de tres películas cinematográficas cuyo escenario eran sus hoteles, sin describirlos, pero situando en él tres argumentos cotidianos con su presentación, nudo y desenlace. Una obra maestra de la publicidad. Veámosla:

Woody Allen ya había demostrado años antes en Mahattan que una buena peli vendía más que el mejor publirreportaje sobre Nueva York. El lenguaje televisivo y el fenómeno YouTube en Internet se configuran ahora como un soporte valioso para los reportajes de actualidad que incluyen entrevistas a determinados personajes. Al adquirir hace un año la Real Posada de la Mesta, los franceses Marcel Artigues y Brigitte Siarras supieron valerse de un video promocional en el que su discurso, algo exótico, causaba mayor expectación que el paisaje descrito a su alrededor. Esta entrevista puede verse en YouTube:

Al calor de lo visto, decenas de portales se han lanzado a la caza de hoteleros que financien un tipo de telebasura cada vez más visible en la red. Algunos pican el anzuelo por imprudencia o ignorancia. Otros, sin embargo, se reafirman en un lenguaje filmado tan vulgar como reluctante al viajero culto. Y sólo consiguen interesar a los adeptos al pastiche y el turismo de hipermasas gustoso de un Marina d’Or. Sus vídeos sí que les hacen justicia:

Sólo queda, después de esto, que cada quien escoja el modelo de promoción que más le pegue.

Fernando Gallardo |