Nada de lo que es casual aparece por casualidad

Lo inesperado es lo que cambia la vida (anónimo)

¡Eureka!, gritó Arquímedes en la bañera al observar cómo su cuerpo desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido. Había descubierto el principio que lleva su nombre. Siglos después, Melvin Calvin (Saint Paul, Minnesota) recibió el Premio Nobel de Química por sus trabajos sobre la asimilación del dióxido de carbono por las plantas. Lejos de ensimismarse en sesudos estudios, la inspiración para explicar la fotosíntesis de las plantas le llegó mientras esperaba en su coche a que su mujer terminara de hacer unos encargos. August Kelulé (Darmstadt, Alemania) pudo haber recibido el Premio si hubiera nacido medio siglo después, ya que de los cinco primeros Nobel en Química que se concedieron, tres fueron ganados por estudiantes suyos. Su descubrimiento de la estructura del benceno se produjo soñando que átomos y moléculas formaban cadenas giratorias hasta que una de ellas se convirtió en una serpiente que se mordía la cola formando un círculo por la rapidez con que se retorcía sobre sí misma.

La serendipia, que no entró en el Diccionario de la Real Academia Española hasta su edición 23ª, se define como un «hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual». Al parecer, el término tiene su origen en el cuento persa de Los tres príncipes Sigue leyendo

Las 21 grandes preguntas de la Humanidad que a mí me habría gustado responder

¿Dios ha vuelto? ¿Qué significa el auge de los nacionalismos excluyentes? ¿Qué podemos hacer contra la propagación de la posverdad o la amenaza del terrorismo? ¿Qué civilización dominará próximamente el mundo, Occidente u Oriente? ¿Cómo podríamos abordar los problemas climáticos? ¿Cómo educar a nuestros hijos en la era digital?

21leccionesEstas preguntas que hoy todo el mundo se hace tendrán respuesta dentro de pocos días con la publicación del nuevo libro del israelí Yuval Noah Harari, historiador, antropólogo y autor de los dos mayores best sellers de este siglo, Sapiens y Homo Deus. Confieso que me he leído algunos capítulos de la versión en inglés de 21 Lecciones para el siglo XXI y la verdad es que los restantes prometen. Tengo mariposas en el estómago solo de pensar en el momento en que el ejemplar completo llegue a mi Kindle, sobre todo después de la voracidad con que emprendí la lectura de sus dos libros anteriores. Será una espera aún más ansiosa que la que me tuvo en vilo hasta el estreno de la tercera parte de la película El Padrino, una trilogía Sigue leyendo

21 verdades incómodas del turismo

Rafat Ali, director de la prestigiosa revista turística norteamericana Skift y vecino mío en Nueva York durante unos años, acaba de publicar lo que él denomina The 21 Uncomfortable Truths That I Have Learned About the Travel Industry aprendidas durante sus seis años de experiencia al frente de este medio digital fundado en colaboración con sus amigos Jason Clampet y Dennis Schaal. Algunas de estas reflexiones han sido alentadoras para su continuidad profesional, otras le han supuesto unas lecciones de humildad, pero otras cabrían ser calificadas como decepcionantes. No podía esconderlas en honor a la verdad y a su dignidad personal, aunque una vez leídas provocaran efectos adversos en un medio de comunicación como el suyo elaborado para el sector turístico y sufragado por la propia industria de los viajes.

Confieso que me ha causado estupor leer a mi admirado Rafat por el arrojo de sus expresiones y la valentía editorial de publicarlas. Me he sentido enseguida identificado con la mayoría de estos pensamientos, de estos anhelos, de estos mismos lamentos, incluso de estas sentidas decepciones, de este duelo personal por afrontar el futuro de una profesión que no se puede comprender sin el decurso de su pasado. Y he querido solidarizarme con sus puntos de vista adaptándolos a la realidad española, tan similar en algunas cosas y tan distintas en otras a la norteamericana. No ya con las vicisitudes Sigue leyendo

La industria turística será ‘millennial’ o no será

Como sugeríamos esta semana en un artículo escrito por Sebastián Montalva Wainer en la Revista del Domingo del diario chileno El Mercurio, «los millennials se muestran mucho más exigentes en sus viajes que las generaciones anteriores, sencillamente porque tienen más información que nunca». Este detalle no es cuestión baladí porque se ha convertido en el gatillo que está transformando muy deprisa la industria turística en su conjunto. Desde el conocimiento del destino hasta los canales de distribución, todo está sufriendo un aparatoso, conflictivo, irreversible y a veces inesperado revolcón.

¿Por qué tanta importancia le damos al fenómeno millennial? Las generaciones precedentes crearon, es cierto, la industria de los viajes. Modularon los escenarios. Trazaron sus estrategias. Canalizaron a sus actores. Se inventaron el turismo, vaya. Y, Sigue leyendo

El derecho imposible al olvido

google-olvidoA las personas que cumplen ya ciertos años se le olvidan las cosas y, muchos, rezan a San Antonio para recordarlas. Porque la memoria es lo que más nos separa de nuestro estado primitivo, lo que más nos diferencia de los animales. Memoria transmitida de generación a generación para que el conocimiento crezca y madure como civilización. Ir contra la memoria es, en suma, ir contra la civilización.

Además de la edad, existen otras maneras de perder la memoria. Las drogas se han mostrado históricamente eficaces en su bloqueo. Una trepanación del cerebro puede causarla, si soslayamos sus efectos colaterales. Un golpe infortunado en la cabeza también provoca amnesia. Pero el método más singular de todos es el que Google acaba de acordar con las autoridades francesas, de aplicación generalizada en Europa. El derecho al olvido.

Como si lo vivido fuera un sueño, las mentes bienpensantes europeas creen que existe un derecho irrenunciable al borrón y cuenta de los ciudadanos. Lo cual es tan utópico y Sigue leyendo

Aprended código

código-binarioHace unos meses, el presidente Obama anunció una inmediata alocución pública ante los principales medios informativos y redes sociales de la nación. Enseguida cundió la alarma en la calle. ¿Qué sucedía? Los rumores cobraron fuerza en las horas siguientes: ¿Acaso una nueva invasión de Irak? ¿La invasión de Siria? ¿Una alerta terrorista? Por inusitado, todos nos quedamos pegados aquel día a un canal de televisión.

A media tarde, Obama compareció ante la opinión pública norteamericana con una única e inesperada proclama: ¡¡¡Aprended código!!! Los niños en las escuelas, los jóvenes en las Universidades, los mayores en sus puestos de trabajo, los agricultores, los industriales, los trabajadores de los servicios, los desempleados, los jubilados, estudiantes y docentes, todos… Aprended a programar, porque el futuro de los norteamericanos residirá básicamente en sus habilidades para programar. Aprended código.

No todos vamos a ser programadores, leí en no pocos tuits que me venían desde España. «Que inventen otros», como en la época de Unamuno. «Habrá quienes Sigue leyendo