Hace unos meses, el presidente Obama anunció una inmediata alocución pública ante los principales medios informativos y redes sociales de la nación. Enseguida cundió la alarma en la calle. ¿Qué sucedía? Los rumores cobraron fuerza en las horas siguientes: ¿Acaso una nueva invasión de Irak? ¿La invasión de Siria? ¿Una alerta terrorista? Por inusitado, todos nos quedamos pegados aquel día a un canal de televisión.
A media tarde, Obama compareció ante la opinión pública norteamericana con una única e inesperada proclama: ¡¡¡Aprended código!!! Los niños en las escuelas, los jóvenes en las Universidades, los mayores en sus puestos de trabajo, los agricultores, los industriales, los trabajadores de los servicios, los desempleados, los jubilados, estudiantes y docentes, todos… Aprended a programar, porque el futuro de los norteamericanos residirá básicamente en sus habilidades para programar. Aprended código.
No todos vamos a ser programadores, leí en no pocos tuits que me venían desde España. «Que inventen otros», como en la época de Unamuno. «Habrá quienes
estudien informática y los demás aplicaremos sus programas». «Los norteamericanos, como siempre, yéndose por las nubes». «No vamos a convertir nuestros seis millones de parados en ingenieros informáticos». Etcétera… Durante varias semanas tuve que soportar desde mi residencia neoyorquina toda clase de desafueros expresados sin rubor por mis compatriotas ensimismados en la atalaya cultural de la vieja Europa.
Porque en este continente, y más aún en España, se sigue considerando la tecnología como una herramienta. Un instrumento que ayuda a nuestro bienestar sin cambiar para nada nuestro esencial humano. Igual que, décadas atrás, el medio se diferenciaba del mensaje. Hasta que llegó Marshall McLuhan a demostrarnos que no, que el medio era el mensaje, que el soporte de la información transformaba la naturaleza y los códigos de aquello que se deseaba difundir. Pues bien, sabedlo todos, la tecnología es el mensaje de hoy. La tecnología no es la simple herramienta del negocio. La tecnología… es el negocio.
Aprended código, sí. Aprendamos, como sugirió Obama, un nuevo lenguaje que nos ayude primero a entender y luego a construir los cimientos de una nueva sociedad digital. Aprendamos el idioma de la interacción entre el hombre y la máquina, la semántica que relaciona a los hombres del futuro entre sí, la codificación de referencia entre ellas, las propias máquinas que convivirán con nosotros en las próximas décadas. No rehuyamos el desafío de codificar nuestra existencia, del mismo modo que el niño en la escuela no es reticente a aprender el español, el inglés o el catalán. «Si es que no vamos a ser novelistas…», protestan algunos. «No pensamos ser tecnólogos…» Claro que no. Pero sin el idioma pertinente no podremos jamás expresar nuestras ideas, nuestros descubrimientos, nuestra producción económica, social, política y cultural.
El futuro es robótico, querámoslo o no. Máquinas autónomas no necesariamente con la morfología humanoide que todo el mundo imagina. Conviviremos con ellos, con nuestros robots de software, robots invisibles. Nuestros mayordomos, nuestros recepcionistas, nuestros asistentes personales. Tendremos que aprender a relacionarnos con ellos para convertir los hoteles, los emprendimientos turísticos, —como suelo repetir— en una cosa de personas. Y para que esto pueda existir, debemos diseñar máquinas para dejarles a ellas todo el trabajo rutinario y nosotros concentrarnos en lo nuestro, que es pensar, imaginar, crear, explotar lo mejor de nosotros mismos, el alma.
A vosotros, sin nombraros, se dirigió hace unos meses el presidente Obama. Tenéis que convertir vuestros hoteles, vuestros restaurantes, vuestros negocios turísticos, en empresas tecnológicas. ¡Aprended código!
Es justo lo que han querido fomentar estos premios que ahora entregamos. El esfuerzo de las empresas por ser más tecnológicas, más humanas. Para que se pueda decir de verdad, el hotel, el restaurante, el negocio turístico…, ¡es cosa de personas!
(Discurso pronunciado en la entrega de los premios Hostelco Awards 2014 cuyo jurado he tenido el honor de presidir el martes 21 de octubre de 2014)
Fernando Gallardo |
Buen articulo y actuación muy buena de un presidente que transmite mensajes para indicar por donde debe evolucionar la sociedad.
Sin duda la informática es importante y aprender sus secretos que como aprender un idioma con el que comunicarse. Cada vez mas hay que ir conociendo este mundo ya que de lo contrario seremos analfabetos.
El uso de la informática a nivel de usuario es como el que sabe hacer letras y conoce los números, pero hay que profundizar o la sociedad se quedara como mera interpretadora de la información nunca interactuara en la evolución.
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