El 1 de enero de 2020 existe la posibilidad de que publique una foto en Instagram en la que aparecería vestido de verde con bastón y bombín.
Mis lectores más fieles, aquellos que llevan leyéndome desde hace 39 años, que alguno habrá, conceden cierta verosimilitud a esta proclamación. Entienden que hay gustos para todos los colores y colores para todos los gustos. Quizá el gris del amanecer ese día de Año Nuevo destiña un poco el verde de mi gabán, pero el fulgor del bombín encima de mi cabeza distinguirá suficientemente mi figura surgida de entre la neblina matinal. Y así podrán certificar, ante notario si cabe, que mi aspecto en Instagram será glauco como un alga marina.
Por el contrario, mis detractores, que también los habrá y serán fieles lectores, pues de lo contrario no podrían detraer nada de cuanto suscribo, ponen en duda el presentimiento de mis seguidores, ya que consideran esta tonalidad proviniente de la Sigue leyendo →