
Cotelco es una de las asociaciones de empresarios hoteleros más activas y mejor organizadas del mundo. Bucear en los entresijos de su presencia online da cuenta de esta efervescencia profesional, abanderada desde 2014 por un verdadero líder de la industria turística colombiana, Gustavo Toro Velásquez. Antes de ocupar su cargo, Toro ejerció la Dirección Nacional de Turismo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, así como se desempeñó docente del programa de Administración Hotelera y Turística de la Universidad Externado de Colombia. Gracias a su extraordinaria capacidad de trabajo, hablar de Cotelco es referirse a uno de los grandes motores económicos de este emergente país americano, tal vez el que proyecta un futuro turístico más culto y sostenible.
Gustavo Toro informó a sus afiliados en un mensaje interno, el pasado 13 de abril de 2016, de su posición sobre la economía colaborativa en la primera reunión iberoamericana celebrada en Montevideo, con el auspicio de la OMT, para discutir acerca del impacto de esta nueva modalidad de alojamiento turístico en el mundo. Por la trascendencia de este documento, estimo conveniente una réplica punto por punto de sus argumentos, que no son muy diferentes de los que se leen y escuchan hoy por parte de los representantes hoteleros en muchas partes del mundo. Ojalá sirva este contraste de posiciones para arrojar luz sobre el alquiler vacacional y conseguir que la economía colaborativa sea vista más como una oportunidad que como una amenaza para el sector hotelero. De ello nos encargaremos también en la próxima conferencia internacional sobre la materia que se celebrará el 26 de mayo en Vilnius (Lituania), convocada por la Organización Mundial de Turismo (UNWTO – United Nations World Tourism Organization). Sigue leyendo




Hoy nos hemos divertido de lo lindo al leer las 10 peticiones que la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) remite al Gobierno de España para afrontar la campaña turística de verano «con ciertas garantías» (sic). De éxito, por supuesto. El presidente de la patronal hotelera, Joan Molas, está empeñado cada día más en caernos simpático. Veamos por qué.
Confieso que, después de 35 años de oficio, en buena parte de los hoteles que visito soy reconocido por algún empleado como «ese crítico que te encumbra o destruye» (algo exagerado, la verdad, aunque muchos lo piensan así). Y por eso a uno le cabe el honor de que le extiendan de vez en cuando la alfombra roja (que no va más allá, sinceramente, de una botella de champán en la habitación). En no pocos casos esto se traduce, igualmente, por que la wifi funcione en banda ancha, las vistas desde la habitación sean más seductoras, la reserva en el restaurante esté ya confirmada, el coche sea conducido gentilmente hasta el garaje próximo, y unas algunas prebendas más. Salvo el «sobre», me ha sucedido de todo en los hoteles en los que me he hospedado e, incluso, en aquellos que simplemente visitado. «Claro, es que usted es un privilegiado, no como todos los mortales», me espetan de vez en cuando desde las redes sociales quienes envidian o temen mi trabajo. Y siempre lo he reconocido. He sido un beneficiado de la hotelería, un VIP de los hoteles, de igual modo que un programador informático lo es del software avanzado, los pilotos de líneas aéreas y azafatas por viajar a todos lados, los taxistas por