El pecado mortal de la hotelería

airbnb people

A veces, en su entusiasmo emprendedor, los empresarios olvidan quiénes son los verdaderos dueños del negocio. Invierten con más o menos riesgo, gestionan con más o menos fortuna, producen con más o menos calidad, venden con más o menos éxito, para que luego no haya clientes que hagan valioso su esfuerzo, ¡ay! En efecto, el dueño del negocio no es otro que quien a la postre lo paga.

En la industria turística, como en todos los demás sectores económicos, se cumple a rajatabla este aforismo. Así, desde la óptica del intermediario transaccional o tecnológico, podría inferirse que la comisión por el servicio procede del huésped a través del proveedor, lo que cedería al proveedor un paradójico rol de intermediario, como intermediario es de su tributación a la Administración pública. Aunque lo que subyace culturalmente en esta transacción es que el intermediario tiene como cliente al proveedor, esto es, Booking o Expedia se deben a quien le abona la comisión, que no Sigue leyendo

Paridad, imparidad y disparidad de precios

Paridad de preciosImagina, querido lector, que marcas hoteleras como Relais & Châteaux, Leading Hotels of the World o Design Hotels exigieran un día a todos sus afiliados la exhibición de una orquídea blanca de la variedad Phalaenopsis Amabilis en sus mostradores de recepción, simplemente porque a sus directivos les gustan los mostradores y quieren con ello rendir cortesía a sus huéspedes. Imagina que un grupo de sus establecimientos suscritos se mostrara disconforme con esta exigencia y prefirieran decorar sus recepciones con una orquídea de la variedad Phalaenopsis Schilleriana, que son rosadas Sigue leyendo

Adiós al canal directo

adiosVi los ojos atónitos de todos. Pese a que el auditorio estaba en penumbra y el foco azul del fondo me deslumbraba, advertí en sus rostros la perplejidad causada por mi exhortación: «¡olvídense del canal directo!». Seguramente nadie comulgaba entonces con el pronóstico que me atreví a plantear a lo largo de la ronda de seminarios sobre innovación turística en los años 2013 y 2014: Amazon entraría en el negocio de las reservas hoteleras y el modelo predictivo Big Data centraría la estrategia de los nuevos intermediarios tecnológicos que dominarían el futuro del turismo.

«Prepárense para unas comisiones más altas a largo plazo, bajo el señuelo de un ahorro a corto plazo, porque el conocimiento del cliente a través de su monitorización social será la única posibilidad de vender una habitación de hotel», sentenciaba en todos los Sigue leyendo

Hoteles diseñados por sus usuarios

dedoabajo dedo arriba

Que las Administraciones públicas sigan empecinadas en mantener unos sistemas de clasificación hotelera inventados décadas atrás es bisoño y, si se me permite, incluso extravagante. Que la calidad de una experiencia turística se mida por los metros cuadrados o que la exigencia para su promoción tenga que ser un teléfono fijo instalado junto a la cama no es menos estrafalaria que la imagen de una mujer hincada de hinojos en el pavimento con una bayeta en la mano. Aquello se acabó, y el sector no parece darse aún por enterado.

En múltiples ocasiones hemos sostenido que hoy la categoría de un establecimiento la otorgan los clientes, por fin reunidos torno a una misma mesa, llámese Tripadvisor, Booking o Airbnb. Y lo demás es opereta, zarzuela para los españoles (con todos los respetos para este antiguo y popular género musical). Sampha, The Killers o The Orwells esgrimen una opinión más en la onda millennial que si el lujo se expresara por un salón de peluquería en el hotel.

Así lo ha entendido el CEO de Loews HotelsPaul Whetsell, cuando encargó a su equipo de diseño la renovación del Loews Regency de Nueva York conforme a las quejas Sigue leyendo

El declinante poder de la institucionalidad

críticosHace unos años, la revista DT entrevistó a los críticos más rutilantes del momento: Carlos Boyero, cine; Víctor Lenore, música; Rosa Belmonte, televisión; y quien esto escribe, en hoteles. Nuestras opiniones gozaban de un alto crédito entre la población interesada en estas disciplinas, que sumaban cientos de miles o, muy probablemente, millones de lectores. Recomendar un establecimiento hotelero otorgaba un gran favor tanto a su propietario como al que lo disfrutaba después como huésped, y no había día en que mi buzón —el electrónico y el físico— se llenara de agradecimiento, cumplidos y experiencias contrastadas que servían para incrementar el acervo personal de información turística organizada en una potente base de datos.

Hasta que aterrizó Tripadvisor y toda su artillería tecnológica haciendo enseguida pequeña esa base de datos de 13.000 hoteles a razón de 280 datos sobre cada establecimiento. Me imagino que ninguno de mis colegas convocados por la revista DT Sigue leyendo