
Ciertamente, uno de los fenómenos más disruptivos del turismo en la próxima década será el de los viajes en vehículos robóticos. Automóviles, en la precisa aserción del término. No solo porque el parque automovilístico estará llamado a menguar, dado que estos artefactos no dejarán de circular, lo que llevará a la inutilidad de las aceras como aparcaderos privados, así como un gran mayoría de estacionamientos públicos subterráneos y en superficie. No solo porque los profesionales de transporte de pasajeros, como los taxistas, y de mercancías, como los camioneros, se quedarán inexorablemente sin trabajo. No solo porque el tráfico robótico tenderá a ser más confortable y más seguro de todo punto de vista, lo que ahorrará cada años la ingente cifra de más de un millón de víctimas mortales. Sino también porque la automatización Sigue leyendo