«La belleza es fundamental para todo en la vida», proclamaron los ganadores del premio Pritzker de arquitectura 2017. El minimalismo artesano y doméstico de RCR Arquitectes expresa, tras unas décadas de espectáculo estilístico, la aspiración estética que a la ninguna obra humana debería renunciar jamás.
Tras unas décadas de turismo comercial y facilón, la cadena hotelera española más global se aproxima a la cultura a través de mensajes estéticos y una estrategia orientada a la recuperación del espacio perdido. El ideograma Meliá en Magaluf nos ha invitado a reflexionar sobre el valor testimonial de las causas perdidas y la regeneración que el ser humano puede instrumentar incluso en un medio ambiente abandonado por defunción. Nada se muere en el subconsciente colectivo si hay conciencia sensible y ganas de realizar el milagro de la resurección.
Meliá las tiene, al menos en las actuaciones de su equipo directivo actual (al que me precio de conocer poco o no conocer). Pero mi experiencia reciente en el novedoso hotel Gran Meliá Palacio de los Duques, en Madrid, y la nueva imagen Red Level, donde la experiencia turística se viste de rojo pasión, han reseteado en mi memoria profesional de cuatro décadas un pretérito imperfecto de mucho relumbrón playero y poco virtuosismo estético por un mediterráneo de virtudes plásticas y ese glamour mercadotécnico que le faltaba al equipo dirigente de la generación anterior.
Cierto es que estos ensayos artísticos han sido iniciados en la gama de lujo de la hotelera española, los establecimientos Gran Meliá. Confiemos en que la verticalidad de la belleza unza a todos los hoteles del grupo con su bermellón femenino en la tensión arterial de una nueva demanda más sofisticada, sensible y nativa digital. Así parece anticiparlo el canal Youtube y otras presencias en redes sociales del hotel Gran Meliá de Mar bajo el reclamo de la mujer de rojo. Inspired by Red.
Meliá escala ahora a la planta de señoras en rojo, marca The 2nd Skin Co, donde Antonio Burillo y Juan Carlos Fernández diseñan el prêt-à-porter español en colaboración con Meliá y el escenario refinado de su mentado hotel Gran Meliá Palacio de los Duques. El desarrollo de la serie #LadyInRed merecía una incursión en los territorios del séptimo arte mediante el encargo a la directora artística Inés Ybarra de un cortometraje sobre la rutilancia de un vestido rojo Mikado midi con un corte recto y una manga japonesa a través de los arcos y las escalinatas de este antiguo palacio madrileño. Acompaña estas imágenes la banda sonora compuesta por el italiano Amilcare Ponchielli, cuyo pentagrama sintetiza arte, moda y lujo en partes iguales. Nora Peinador, bailarina de la academia de ballet de Víctor Ullate, protagoniza la cinta, acompañada por dos bailarines profesionales de la misma compañía, Fernando Carratalá y Daniel Pacheco, con indisimulados toques de humor e ironía.
Gracias a Meliá, la mujer de rojo es ahora española, elegante y más femenina que nunca. No hablo de uniformes de hotel, sino de exquisitez en el lenguaje de la acogida. En la próxima década, muy probablemente, el mostrador de recepción desaparecerá del escenario de la industria hotelera. En su lugar, una figura de rojo pasión ejercerá el anfitrionazgo humano con una liturgia cinematográfica de bienvenida, un conocimiento exhaustivo de sus huéspedes, una lectura discreta de sus antojos y necesidades, una arquitectura de los sentidos y una coreografía de ballet como la que secuencia a través de este filme una cadena hotelera, Meliá, que vislumbra el porvenir con algo más de belleza y pasión en su piel.
Fernando Gallardo |